Desigualdad Social en América Latina

Social inequality in Latin America

 


Erolita Jexenia Casquete Tamayo  https://orcid.org/0000-0003-3632-2872

Unidad Especializada “Guiomar Vera Ramírez”, Ecuador

jexinia.casquete@educación.gob.ec

 

Jackson Xavier Jama Lara   https://orcid.org/0000-0001-6853-4971

PUCE Esmeralda, Ecuador

jackjes11@hotmail.com

 

Ana Elizabeth Reina Ortiz  https://orcid.org/0000-0002-1464-1322

Unidad Educativa “Carlos Concha Torres”, Ecuador

anareinao@gmail.com

 

Diana Fabiola Ortiz Medina   https://orcid.org/0000-0003-4563-2506

EGB “Camilo Borja Enrique”, Ecuador  

dianaf.ortiz@educacion.gob.ec





Recibido:10/10/2022 Aceptado: 25/03/2023 Publicado: 15/04/2023


Cita en APA: Casquete, E.J., Jama, J.X., Reina, A.E. y Ortiz, D.F. (2023). Desigualdad Social en América Latina. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales Relacis, 1(2), 17 24.



 

Vol. 1, núm. 2, pp. 17-24



Resumen

América Latina es una de las regiones del mundo en las que se expresa un mayor nivel de desigualdad, tanto en términos de distribución de ingresos como en lo que respecta al acceso a la salud, la educación y a servicios básicos y acceso a oportunidades de progreso. En este artículo se analizan cuáles son los factores que inciden en dichas desigualdades, y la forma en la que la pandemia por COVID-19 profundizó más aún esta brecha. Se podrán apreciar los condicionamientos que hacen directamente a las sociedades, los protagonistas y participantes de tal suceso. Se relevan las características de las sociedades, de las posibilidades ofrecidas a los individuos y los requisitos necesarios para cristalizar, a la vez que materializar, las condiciones necesarias para potenciar un salto de calidad. Rica en niveles geográficos e historicidad, la región latinoamericana cuenta con todos los recursos necesarios para verse enriquecida, salvaguardando sus intereses a nivel regional y en cuanto a lo individual. Así, se enfatiza en buscar los requisitos necesarios para paliar la desigualdad, delineando un nuevo comienzo y un resignificado panorama de acción en su afán de consagrar una mejor vida para con sus habitantes.

Palabras clave: Desigualdad, Educación, Desafíos, Latinoamérica, Culturización.




Abstract

Latin America is one of the regions of the world in which the highest level of inequality is expressed, both in terms of income distribution and in terms of access to health, education and basic services and access to opportunities for advancement. This article analyzes the factors that affect these inequalities, and the way in which the COVID-19 pandemic further deepened this gap. It will be possible to appreciate the conditions that make directly to the societies, the protagonists and participants of such an event. The characteristics of the companies, the possibilities offered to individuals and the necessary requirements to crystallize, as well as materialize, the necessary conditions to promote a leap in quality are revealed. Rich in geographic levels and historicity, the Latin American region has all the necessary resources to be enriched, safeguarding its interests at the regional level and in terms of the individual. Thus, emphasis is placed on seeking the necessary requirements to alleviate inequality, outlining a new beginning and a resignified panorama of action in its desire to consecrate a better life for its inhabitants.

Keywords: Inequality, Education challenges, Latin America, Acculturation.

 



Introducción

La desigualdad en América Latina es un tema de debate recurrente e incluso se encuentra en la agenda política e investigaciones, asimismo los economistas siguen estudiando la relación existente entre desigualdad, la redistribución y el crecimiento económico. Dada la magnitud de los estudios encontrados y la importancia de la problemática es que se escogió el tema en cuestión a desarrollar en las siguientes páginas.

Según los 14 Ensayos Desigualdad e Inclusión Social en las Américas desarrollado por la Organización de los Estados Americanos, América Latina se encuentra entre las regiones más desiguales del mundo debido a sus políticas sociales, si bien en las últimas décadas se han podido llevar adelante ciertas estrategias y políticas económicas que ayudaron a millones de latinoamericanos a no estar sumergidos en la pobreza a la reducción de un porcentaje mínimo de desigualdad esto solo no alcanzan. (OEAM, 2020).

Por otro lado, la CEPAL en su trabajo presentado llamado Panorama Social de América ha podido desarrollar los problemas estructurales que han profundizado la desigualdad y que vienen de la mano de esta como lo son la informalidad y la pobreza. (CEPAL, 2020). Otro de los trabajos de investigación proveniente del Centro de Estudios Latinoamericano manifiesta como es que la pandemia ha irrumpido en un escenario complejo y cambiante ya que el COVID-19 es un atenuante que aumentó la pobreza y profundizó desigualdades estructurales con altos niveles de informalidad, desprotección social y baja productividad mostrando sin tapujos y dejando al descubierto ciertas cuestiones críticas en salud, educación y cuidados, pero además mostrando otros déficit en otros servicios básicos como agua, electricidad, condiciones de higiene, conectividad, entre otros. (CEPAL, 2020).

América Latina, una de las regiones con mayor desigualdad a nivel mundial

A pesar de los avances de las últimas décadas, los países de América Latina son más desiguales que países de otras regiones con niveles de desarrollo similares, y sus indicadores sociales aún se encuentran por debajo de lo esperado para su nivel de ingreso promedio, esto no solo es expuesto por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, sino que además el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo humano en 2019 manifestó que se trata de la región del mundo que registra mayor desigualdad de ingresos en el informe sobre desarrollo humano y que la pandemia producto del COVID-19 hizo que creciera exponencialmente estas desigualdades. (PNAU, 2020).

La concentración del poder en manos de unos pocos que defienden, por lo demás, sus intereses privados, es uno de los factores que relacionan alta desigualdad con bajo crecimiento. Por otra parte, a través de la influencia política de los sectores antes mencionados, el mal uso del poder distorsiona las políticas públicas y debilita las instituciones. Como ejemplo, se puede mencionar el papel de las élites económicas en el bloqueo de reformas fiscales que apoyan una forma más progresiva de redistribución, a través de mecanismos como el cabildeo y el financiamiento de campañas políticas (Solimano, 2020).

Es necesaria una reflexión acerca de cuáles son las soluciones que pueden conducir a un mayor crecimiento, con sostenibilidad ambiental y una mayor inclusión y movilidad social. Estas son soluciones que requieren equilibrar el poder definiendo reglas y políticas, erradicando la violencia en todas sus formas y redefiniendo el entorno institucional que constituye la esencia del contrato social, esto es, oportunidades en el mercado laboral, tributación y protección social.

El Informe Regional de Desarrollo Humano en el año 2021 llamado Atrapados: alta desigualdad y bajo crecimiento en América Latina y el Caribe en este informe analiza cómo es que a pesar de que en las últimas décadas existieron avances significativos en cuanto a la brecha de desigualdad, es decir existía menos desigualdad, en la actualidad la región sigue encontrándose y enfrentándose día a día a la desigualdad. Este informe fue presentado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNDU).

El informe formula tres factores principales que no solo se repiten, sino que además se complementan entre como lo son la concentración de poder, la violencia en todas sus formas, y las políticas de protección social que no funcionan bien. Asimismo, el documento señala que la concentración del poder se encuentra en las manos de unos pocos que son los mismos que defienden sus intereses privados también se destaca que la región se encuentra dentro de las más violentas y esto se retroalimenta con la desigualdad siendo las poblaciones vulnerables las más afectadas. Y por último, el informe plantea la fragilidad que los sistemas de protección social tienen en América Latina y que en los años de pandemia y confinamiento fueron inexistentes y nulos para muchos de los sectores el sistema de protección social.



Metodología

El trabajo de investigación es de carácter descriptivo y analítico. La recolección de datos se basa en el análisis de bibliografía, documentos y artículos de revistas científicas con el fin de recopilar toda la información fundamental sobre la desigualdad en Latino américa. La bibliografía utilizada se centra en la investigación documental, fuentes de bases de datos científicas con acceso digital, bibliotecas universitarias, revistas científicas que trabajaron los desafíos, retos y las propuestas de los Estados para hacer frente al flagelo de la desigualdad y sentar las bases para las mejoras a nivel de la región referida.



Resultados y Discusión

La pandemia y la desigualdad social

En el marco de lo anteriormente señalado, es importante agregar que El Fondo de las Naciones Unidas para las Infancias, más reconocido por sus siglas UNICEF ha expresado que la desigualdad en América Latina ha aumentado durante la pandemia por COVID-19. En todos los ámbitos económico, social, laboral y en la salud el año 2020 vio un revés en la tendencia hacia la reducción de la pobreza y una mayor igualdad que, como se ha remarcado, comenzó hace décadas en la región. (UNICEF, 2020).

Para evidenciar el impacto destructivo que la desigualdad extrema tiene sobre los patrones sostenibles de crecimiento y cohesión social, no se necesita mirar mucho más allá que en los propios países latinoamericanos. Si bien la región logró un éxito considerable en la reducción de la pobreza extrema durante la última década, sus niveles aún altos de desigualdad de ingresos y riqueza han obstaculizado el crecimiento sostenible y la inclusión social. En América Latina, actualmente, la desigualdad impide volver a una trayectoria de crecimiento inclusivo frente a condiciones externas desalentadoras. (UNESCO, 2020).

Desigualdad y políticas tributarias

Es necesario considerar que, en lo que refiere a desigualdad de ingresos, la misma ha disminuido en los últimos años, específicamente antes de la pandemia. Sin embargo, América Latina sigue siendo una de las regiones más desiguales del mundo. Gran parte de la riqueza que se produce, en principio, se mantiene en el extranjero, en los países que se denominan paraísos fiscales, lo que significa que una parte considerable de los beneficios del crecimiento de América Latina está siendo captada por un pequeño número de personas muy ricas, a expensas de los pobres y la clase media. (Grusky, 2008).

Esta extrema concentración y desigualdad del ingreso también se confirma mediante el análisis de los datos fiscales disponibles sobre el ingreso personal en países determinados de la región. Los sistemas tributarios mal diseñados, la evasión y elusión de impuestos le están costando a América Latina miles de millones de dólares en ingresos fiscales no pagados, ingresos que podrían y deberían invertirse en combatir la pobreza y la desigualdad. Los ingresos adicionales constituyen una de las claves para la inversión pública en la reducción de algunas de las brechas históricas de la región, como su acceso altamente segregado a bienes públicos de calidad en educación, salud, transporte e infraestructura. (Crompton, 1994).

En oposición a ello, los sistemas tributarios de muchos países dependen en gran medida de los impuestos al consumo que imponen la carga a los grupos de ingresos bajos y medios. Además, los sistemas tributarios de la región tienden a estar sesgados hacia los ingresos del trabajo en lugar de las ganancias de capital y, por lo general, carecen de impuestos sobre la propiedad y las sucesiones, lo que aumenta la concentración de la riqueza, que es incluso mayor que la concentración del ingreso. Los ingresos del impuesto sobre la renta personal son relativamente bajos, particularmente de los grupos de ingresos más altos. La CEPAL calcula que la tasa impositiva efectiva promedio para el 10% más rico asciende a solo el 5% de su ingreso disponible. Como resultado, los sistemas tributarios de América Latina son seis veces menos efectivos que los sistemas europeos para redistribuir la riqueza y reducir la desigualdad (CEPAL, 2016).

Los gobiernos también están liberando a las empresas multinacionales en lo que respecta a los impuestos, gracias a los descuentos demasiado generosos en las tasas del impuesto sobre la renta en muchos países de la región. A esto se suman, también, las elevadas tasas de elusión y evasión de impuestos en el continente, con altas pérdidas en el impuesto a las ganancias corporativas. Se evidencia, así, un sistema tributario internacional arcaico y disfuncional, que también brinda a las empresas e individuos ricos un amplio margen y oportunidad para evitar pagar su parte justa de impuestos. (Bergman y Joye, 2005).

 

Con la pérdida crítica de los ingresos de los productos básicos y las economías de muchos países ahora estancadas, la enorme mayoría de la población de América Latina padece el hecho de que una proporción tan grande de los ingresos y la riqueza del continente quede libre de impuestos. Garantizar que todos paguen su parte justa de impuestos de acuerdo con sus posibilidades es absolutamente esencial si se pretende financiar un crecimiento sostenible e inclusivo, no solo en América Latina sino en todo el mundo. Para cumplir con objetivos reales de desarrollo sostenible, todos los gobiernos deben atenerse a tomar medidas concertadas y coordinadas para construir un sistema tributario adecuado para el siglo XXI (Di Virgilio y Boniolo, 2010).

Los gobiernos, entre otras medidas, deben implementar sistemas fiscales más progresivos en sus países, y buscar al mismo tiempo fortalecer la cooperación mundial y regional para reducir la competencia fiscal perjudicial entre países y evitar así una carrera hacia un abismo en el que se profundizará aún más las desigualdades existentes en la actualidad. Los países de América Latina podrían, también, fortalecer los esquemas de impuestos a la propiedad o reintroducir el impuesto a la herencia. (Correa, 2008).

Para lograr dichos objetivos, es necesario, asimismo, que el conjunto de las naciones que forman parte de la región trabaje de manera conjunta, para reformar los sistemas fiscales internacionales y para que las empresas multinacionales y las personas más ricas ya no puedan explotar las lagunas fiscales u ocultar su riqueza en paraísos fiscales para evitar pagar su parte justa de impuestos.



Conclusiones

En las sociedades latinoamericanas la pobreza, la vulnerabilidad y la desigualdad hasta el día de hoy siguen formando parte de los problemas estructurales. El empeoramiento de algunos indicadores económicos y del mercado laboral significa que la región corre el riesgo de retroceder más aún, y las consecuencias que generó la pandemia por COVID-19, que comenzó en 2020, no contribuyen a mejorar sino más bien a empeorar un panorama pre-existente en la región. El género, la raza, la edad, la etapa en el siglo de vida y la territorialidad son factores que determinan los altos grados de desigualdad que recorren la zona, dimensiones de la desigualdad que se interrelacionan entre sí y que afectan, por tanto, a ciertos grupos de la población más que a otros.


Desde siempre las crisis han sido puentes de oportunidades y posibilidades de avance en las sociedades y por esta razón es que se puede pensar que con políticas sociales, económicas, educativas adecuadas y llevadas adelante con convicción, compromiso y tomando las decisiones adecuadas puede romperse la brecha de desigualdad, de injusticia social y buscar una sociedad más igualitaria.


La pandemia de COVID-19 ha dejado en evidencia las debilidades estructurales de los sistemas de salud de América Latina y el Caribe, así como también la marcada matriz de la desigualdad social y la desigual distribución de los determinantes sociales de la salud y es por esta misma razón que se puede encontrar la oportunidad de reestructurar los sistemas de salud y los sistemas educativos que deben estar acompañados de una mayor inversión en salud mediante un incremento del financiamiento que sea sostenible y una organización más eficiente de los servicios de salud. Además, debe complementarse con la priorización de políticas redistributivas y solidarias con enfoque de derechos, sistemas de protección social universales.


Es necesario que las políticas económicas, productivas, laborales, sociales y ambientales se coordinen entre sí. Un enfoque de derechos y un enfoque integrado son claves para el éxito de las políticas de lucha contra la desigualdad. Las instituciones deben empoderarse aún más y las políticas sociales sólidas deben estar respaldadas por pactos sociales, y el gasto social y los ingresos fiscales destinados al desarrollo social deben considerarse como elementos críticos y centrales, al igual que la necesidad de aumentar las capacidades estadísticas para dar visibilidad a las diferentes dimensiones de la desigualdad y trabajar hacia una mayor comprensión de las mismas. La importancia de pasar de una cultura de privilegio a una de igualdad, exige políticas orientadas a derechos universales que también sean sensibles a las diferencias.


Referencias

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