Una sociedad sin filosofía es una sociedad irreflexiva

 

A Society Without Philosophy is an Unthinking Society

 

 

Ximena Torrescano Lecuona https://orcid.org/0000-0002-5564-7739

Universidad Autónoma del Estado de México. Ciudad de México. México  

ximenateologa@gmail.com.mx

 

Moisés Meza Díaz  https://orcid.org/0000-0001-6804-2328

Escuela Normal Experimental de San Antonio Matute. Jalisco. México Universidad Autónoma de Zacatecas. Zacatecas. México

moymezadiaz@hotmail.com




Recibido: 27/03/2022 Aceptado: 21/06/2022 Publicado: 30/06/2022

Citación/como citar este artículo: Torrescano, X., & Meza, M. (2022). Una sociedad sin filosofía es una sociedad irreflexiva. Latin American Journal of Humanities and Educational Divergences, 1(1), 63-73.


Resumen

El artículo es una suerte de manifiesto en defensa de la filosofía que nuevamente es objeto de embestida capitalista. Como en las reformas integrales en educación media superior de los años 2008 y 2013, corre el peligro, otra vez, de ser borrada del currículo. En aquellas ocasiones se rescató e incluso, en el primer año mencionado, el Observatorio Filosófico de México logró históricamente de que fuera impartida en el subsistema tecnológico. Sin embargo, en el año actual, este riesgo es más que latente con la publicación del Acuerdo Secretarial 17/08/22 donde las materias filosóficas de Lógica, Ética e Introducción a la Filosofía formarían parte de la nueva asignatura de Humanidades, según denuncia la Asociación Filosófica de México. Nuevamente se impone la lógica neoliberal, como en los tiempos socráticos y en los albores de la modernidad, de que la filosofía no es productiva, es inútil y sólo es un complemento curricular, cuando la propia UNESCO y Sylvia Eyzaguirre en Chile se han pronunciado por la necesidad de enseñarla desde niveles iniciales. Ahora la urgencia es, por lo menos, conservarla donde estaba, porque su contribución es invaluable al desarrollo crítico, moral e integral de la persona, además de que evitaremos formar meros voyeristas o espectadores de la sociedad del espectáculo a la que serán sometidos donde no habrá un sentido de los valores y se confundirán, propiciando dominación y violencia.


Palabras claves: filosofía; humanidades; dominación; cancelación; reflexión crítica.



Abstract

The article is a kind of manifesto in defense of the philosophy that is once again the object of a capitalist attack. As in the comprehensive reforms in upper secondary education in 2008 and 2013, it is in danger, once again, of being erased from the curriculum. On those occasions it was rescued and even, in the first year mentioned, the Philosophical Observatory of Mexico historically managed to have it taught in the technological subsystem. However, in the current year, this risk is more than latent with the publication of the Secretarial Agreement 08/17/22 where the philosophical subjects of Logic, Ethics and Introduction to Philosophy would form part of the new Humanities subject, according to the complaint Philosophical Association of Mexico. Once again, the neoliberal logic prevails, as in Socratic times and at the dawn of modernity, that philosophy is not productive, it is useless and it is only a curricular complement, when UNESCO itself and Sylvia Eyzaguirre in Chile have declared themselves in favor of the need to teach it from initial levels. Now the urgency is, at least, to keep it where it was, because its contribution is invaluable to the critical, moral and integral development of the person, besides that we will avoid forming mere voyeurists or spectators of the society of the spectacle to which they will be subjected where they are not. there will be a sense of values and they will be confused, favoring domination and violence.


Keywords: philosophy; humanities; domination; cancellation; critical thinking.



Introducción

Como en los albores de la modernidad, nuevamente la filosofía es sujeta de un ataque artero. Según alerta la Asociación Filosófica de México (AFM) en una carta que dirigió a la Presidencia de la República el pasado 19 de octubre de 2022, por medio del Acuerdo 17/08/22 emitido por la Secretaría de Educación Pública, se pretende desaparecer del currículo de Bachillerato las materias de Lógica, Ética e Introducción a la Filosofía para “fusionar” sus contenidos en una asignatura nueva, Humanidades, que se impartiría durante tres semestres. Nuevamente se sigue la lógica neoliberal de cancelar la práctica filosófica, de bloquear el análisis y valoración crítica de la realidad y se repite lo que en el año 2008 se suscitó con la Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS) al querer desaparecer estas disciplinas filosóficas. Afortunadamente el Observatorio Filosófico de México revirtió la situación y, no sólo logró ello, sino que se enseñaran en el subsistema tecnológico, algo histórico.

Pero no es el único embate que la filosofía ha sufrido. Nuevamente en el 2013, mediante otra RIEMS, también se quiso eliminar la filosofía, pero la presión de dicha organización y de la comunidad académica en general no cedieron y se conservó, instruyéndose -hasta antes de esta última agresión- en primero y segundo semestre con Ética y, en sexto semestre, con Filosofía. El pretexto fue, como el que hoy prevalece, que los contenidos filosóficos seguirán presentes en la ciencia humanística, al quedar subsumidos a la misma. Pero no es lo mismo. Es en un aula filosófica donde se interrogan los valores y saberes, los apotegmas, sentencias y los postulados, no sólo de los diferentes sistemas y pensadores, sino también de la realidad y la sociedad misma, lo que seguramente preocupa al gobierno. Las razones aún no son claras. ¿Cómo se pretende lograr, como competencia básica o profesional, el pensamiento crítico de los educandos si desde los hechos se les cierra esta posibilidad? Hay que tener en cuenta que sólo es, en la escuela, donde se puede realizar este ejercicio crítico, por lo que, de cancelarlo, se dejaría el camino llano a los medios de comunicación, la mayor parte de las veces, ideologizados. Seguramente, como en las tiranías, es inconveniente una sociedad crítica y cuestionadora de las acciones públicas, por eso no es necesaria la filosofía.

Esta tendencia de desaparecer esta disciplina prevalece. En educación superior, en normales, había todavía en el plan 2018 una materia denominada Filosofía de la Educación, la cual ahora, tras el plan 2022 se unió a otra asignatura para crear una disciplina nueva: Filosofía y Sociología de la Educación. El argumento ha sido el mismo: no se ha desaparecido el ejercicio filosófico, sigue presente y unido a otra materia. Sin embargo, a veces no es suficiente un semestre para revisar los tópicos de las diferentes corrientes, tampoco lo será durante un ciclo escolar o en un nivel, porque la práctica del pensamiento es como la gimnasia: para conservar un cuerpo vigoroso y sano se necesita el ejercicio diario, lo que aplica a esta facultad cognitiva y cognoscitiva. ¿Cómo los profesores pedimos a la juventud que haga una composición crítica de un ensayo cuando no se le incita a deliberar?


La filosofía frente a la marginación actual

La filosofía ha sido siempre “peligrosa” para los intereses de la clase dominante. En su Discurso del método (1637), René Descartes (2008) establecía que la ciencia debe seguir un modelo matemático por ser inequívoco. En sus Principios de la filosofía (1644) comparaba a la filosofía con un árbol: sus raíces eran la metafísica, su tronco, la física y sus ramas, las ciencias; las humanidades y las artes quedaban relegadas (Reale & Antiseri, 1999). Desde su panracionalismo, Georg Hegel (1788-1831) postulaba la identidad entre razón y realidad (Reale & Antiseri, 1999). Adam Smith (1723-1790) atribuyó al trabajo humano la creación de la riqueza, por ello, sólo es valioso para el capital aquello que produce una corriente de renta (dinero) (Moreno, 1995). La filosofía, por ende, no es valiosa, no produce -desde esta visión capitalista-, no es útil, es más bien “riesgosa” porque incomoda, como se pensaba desde tiempos socráticos. Hannah Arendt (1993) decía que la máxima del poder autoritario no es aislar físicamente a los seres humanos de otros, sino más bien aislarlos de mismos para dejar funcional su cuerpo, suprimir su voluntad y dejar útil su capacidad productiva. La filosofía no se enfoca sobre estas habilidades, sino que le interesan las críticas.

Unamuno en Del sentimiento trágico de la vida (1927) defendió a la filosofía y la literatura frente a los designios de la razón (Gutiérrez, 2012). Decía que filosofía y poesía eran lo mismo, almas gemelas, “se acostaban en la misma cama”. Declaró: “todo lo vital es irracional y todo lo racional es antivital”. La ciencia, arguyó, está dirigida al conocimiento, más no a la vida. Heidegger (2003) buscó superar este antagonismo entre razón/existencia, filosofía/poesía, logos/mito al decir que la poesía, la filosofía y la razón están en lo mismo, pero con diferente esencia; tienen una relación de vecindad (Gutiérrez, 2012). Lo mismo pensó la generación postrágica representada por Ortega y Gasset.

Esta concepción de marginar a la filosofía de la educación encuentra su sentido en la crítica de la razón instrumental que hace Max Horkheimer (2002). Para él, la razón ha perdido su sentido, al dirigirse al progreso, al servicio de la clase dominante y al consumo; si la filosofía no cumple esta finalidad, no se vuelve necesaria. Bouaventura de Souza Santos señala que el saber técnico occidental (la ciencia en sentido estricto) se nos ha impuesto como una verdad, por ello, a la filosofía como a las humanidades en general se les ha considerado “supersticiosas”, “mágicas” o “animistas”. Sin embargo, son necesarias para formar ciudadanos críticos. E incluso indica que el Norte (representado por Estados Unidos y Europa) no tiene nada qué enseñar al Sur (representado por América Latina, Asia, África y Oceanía) ni éste nada tiene que aprender de aquél, pues puede configurar un pensamiento propio, pues también cuenta con sus propias cosmovisiones y cosmogonías.

La filosofía como peligro no es más que una proclama desafortunada en tanto que evidencia el hecho de la necesidad de ciertos grupos sociales por mantener un status quo que les resulte benéfico únicamente para sí. La filosofía, como quehacer inútil, es una expresión verdadera en tanto que no atiende a la lógica utilitarista de los mercados contemporáneos, de tal suerte que, si se desarrollase el pensamiento crítico en buena parte de la sociedad a través de la filosofía, difícilmente podrían seguirse beneficiando aquellos que consideran el pensamiento como un elemento peligroso y digno de erradicarse.

A decir verdad, la auténtica utopía política debiese ser la consecución de un Estado ilustrado, no ignorante de las potencialidades humanas y virtudes a que el individuo es capaz de acceder si verdaderamente adoptásemos la consigna horaciana y más tarde kantiana de Sapere Aude y nos atreviésemos a pensar por nosotros mismos en aras de quitarnos anquilosados yugos políticos, religiosos y sociales. Porque la filosofía nos enseña, precisamente, a dejar a un lado cualquier tipo de dogmatismo que atente contra la libertad humana.

En este sentido, la filosofía no es peligrosa per se, así como tampoco resulta un conocimiento del todo inútil; por el contrario, es instrumento de libertad; con la capacidad de expresar de manera clara y ordenada el pensamiento; la posibilidad de analizar de manera crítica los fenómenos que acaecen alrededor; es la práctica virtuosa de una ética bien fundamentada; y posiblemente la única posibilidad de desarrollar sociedades armónicas. Lo cual notoriamente contradice lo estipulado por el modelo educativo que actualmente nos rige, La Nueva Escuela Mexicana (NEM), el cual fue creado mediante Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 15 de mayo de 2019 y pugna por un desarrollo integral del educando a través de una inclinación hacia las ciencias y las humanidades, entre las que se encuentra la filosofía (Guevara, 2019).

La estructura de las sociedades siempre está cambiando, así mismo los sistemas educativos están en permanente transformación, de ahí que hoy en día se habla de la educación virtual. Por tanto, es importante investigar y conocer la constitución del capital cultural digital, ya las bases teóricas sociológicas se han forjado, aunque no de forma definitiva, queda aún pendiente realizar estudios científicos para abordar de forma compleja el tópico en cuestión. La educación contemporánea es sobre todo virtual, y lo es porque la sociedad actual desarrolla una reproducción social en torno a una red digital.

La incidencia y determinación que pueden ejercer estas reformas políticas que buscan eliminar las materias de ética, filosofía y lógica en la formación de la opinión pública de los ciudadanos, hará que la democracia se vea terriblemente afectada, pues la preponderancia de la imagen y la disminución de la capacidad crítica y reflexiva a través de estas nuevas políticas líquidas y neoliberales gestionadas con alevosía, harán que ni el consenso ni la intervención real de los ciudadanos se logren en lo concerniente a la toma de decisiones en la esfera pública.

Ciertamente la creación mediática de acontecimientos y la política fundada en imágenes carece de toda firmeza y continuidad, toda vez que jamás se establece una colectividad ciudadana estable que represente el andamiaje sólido de los intereses de la sociedad, pues la actual colectividad virtual es particularmente fugaz, dispersa e incapaz de actuación y esto se acentuará más en la medida en que no se cuenten con las herramientas que permitan desarrollar el pensamiento crítico de los ciudadanos. Ello reafirma la pretensión de la lógica neoliberal de crear un “estado afectivo que no desarrolla ninguna fuerza poderosa de acción” (Han, 2014, p. 22), es decir, una emotivización de la política regida por los intereses más mundanos ante los cuales la misma ciudadanía será incapaz de dar cuenta toda vez que, no habrá ya materias que posibiliten reflexionar ante estos tópicos.

Paulo Freire ya había advertido que la sociedad en general está constituida para dominar a las conciencias, por eso, debía “humanizarse”, lo cual de inicio suena contradictorio, pues ¿cómo humanizar a lo que es humano? Freire parte de la idea de que el individuo que no es alfabetizado y no se le enseña a pensar, está condenado a depender de otros, en convertirse en un mero espectador, lo que va en contra de su propia vocación ontológica. La escuela, afirmaba, debe fomentar en el sujeto su propia liberación, lo cual no podrá venir de aquellos que lo mantienen en esa situación ni le caerá del cielo, vendrá de la propia persona a través de una praxis concreta y transformadora. Es concreta porque depende del propio sujeto, es transformadora porque lo liberará de la situación de atraso en la que se encuentra. Esta liberación sólo es posible cuando el oprimido se conquista a mismo y se descubra de forma reflexiva, porque es sujeto de su propio destino histórico, lo cual es posible a través de una pedagogía crítica, que implica un ejercicio filosófico.

Este conglomerado amorfo de ciudadanos en que nos convertiremos tras la eliminación de materias como lógica y filosofía jamás podrá generar comunidad alguna, pues constará de meros individuos aislados sin opiniones ni convicciones firmes; no habrá ninguna unidad reflexiva ni crítica que sea capaz de tener injerencias reales a largo plazo frente a las políticas opresoras. Esto es paradójico cuando la propia NEM nos llama a construir comunidad. De hecho, la reflexión crítica no hará falta dentro de un imperio mercantil que ya no precisa de la dominación ni de la explotación, puesto que cada uno se explotará, como ya ocurre, a sí mismo figurándose que vive en la libertad. Horkheimer y Theodor Adorno (1998) establecieron que la perversión en que incurrió la razón es a partir de la querencia de la Ilustración al dominio, donde la razón perdió su sentido inicial de dominar a la naturaleza y hacer señores a los hombres para instrumentalizarse y racionalizarse, lo que afectó a todas las esferas de la vida social y ha producido que no sólo los hombres dominen a la naturaleza, sino que la naturaleza domine a los hombres y entre los hombres se dominen. La filosofía, por su carácter cuestionador, supera esta dominación, por ello, también se le pretende racionalizar e instrumentalizar a través de estos programas políticos.

De tal suerte que al eliminar la educación filosófica nos habremos convertido en una red de ilusos utilizada por los gobiernos y las empresas para el control y el mantenimiento de ciudadanos dóciles, que les permita, no solamente obtener información de manera gratuita y eficiente acerca de nosotros como ciudadanos - consumidores; sino que también nos habremos convertido en esclavos de la nueva estructura panóptica1 de estas sociedades contemporáneas acríticas. Un lugar en donde el espacio de vigilancia continua que gestiona los fenómenos de la vida como lo son: el nacimiento, la reproducción, la interacción social, familiar, y hasta la propia muerte será lo único que nos rija. La mirada estará por doquier y en movimiento gracias a los nuevos dispositivos de control que regularán nuestras actividades, las normalizarán y las impondrán, como también ya ocurre, a través de la disciplina no coercitiva. Sin filosofía se logrará aquel

Espacio cerrado, recortado, vigilado en todos sus puntos, en el que los individuos están insertos en un lugar fijo, en el que los menores movimientos se hallan controlados, en el que todos los acontecimientos están registrados, en el que un trabajo ininterrumpido de escritura une el centro y la periferia, en el que el poder se ejerce por entero, de acuerdo con una figura jerárquica continua, en el que cada individuo está constantemente localizado, examinado y distribuido entre los vivos, los enfermos y los muertos, todo esto constituye un modelo compacto del dispositivo disciplinario. (Foucault, 2008, p. 201)

Palabras que describen de manera precisa el ejercicio de poder que pretende efectuarse a través de la eliminación de la filosofía y materias afines. De tal suerte que, la injerencia de los parámetros de regulación social y de normalización se hallarán insertos hasta en los más finos detalles de la existencia. Todo lo cual desembocará en una garantía del orden social, pues esta inmensa colección de individualidades separadas, se verán inducidas a un estado permanente y consciente de visibilidad acrítica que garantizará el funcionamiento automático del poder. Automático porque no habrá contrapesos críticos que le detengan.

1 Referente al término proveniente de la creación arquitectónica del filósofo utilitarista Jeremy Bentham, quien ideó una suerte de prisión, en la que impera la mirada y una constante vigilancia sobre los cautivos. Concepto que será utilizado posteriormente por Michel Foucault, para ejemplificar el funcionamiento del poder en las sociedades disciplinarias.

Una vez que eliminen las materias filosóficas del currículo escolar ya no será necesario recurrir a los medios de fuerza y coerción directos y físicos para obligar a la buena conducta. Bastará con que las separaciones y clasificaciones estén bien definidas y monitoreadas. Convertidos en un campo de visibilidad constante hará que nos hallemos obligados a reproducir las coacciones de poder y de gestión de los procesos y modos homogéneos de ser.

Todo lo cual nos lleva a replantearnos si realmente se trata de una reforma oportuna en la educación o no es más que una nueva forma de autoritarismo enmascarado, pues, este funcionamiento ideal define las relaciones del poder con la vida cotidiana. Sin duda “un grande y nuevo instrumento de gobierno” que estará “democráticamente controlado, ya que será accesible sin cesar al gran comité del tribunal del mundo” (Foucault, 2008, p. 201). Desde entonces, y ante la ausencia de pensamiento crítico, el ejercicio de poder será controlado por cotos leoninos, que estarán haciendo uso de los medios virtuales para facilitar y volver más ligero, rápido y eficaz un sistema de coerciones políticas que gestionarán los diversos fenómenos de la vida, a partir de relaciones disciplinarias enmascaradas con el eufemismo de reformas educativas.

En este punto todo parece indicar que el discurso político que gestiona este tipo de reformas es en realidad coordinado por estrategias creadas por mercadólogos, políticos y operadores de la industria publicitaria y mercantil que aprovechan la autoridad cognitiva en que se han convertido los medios comunicativos para desprestigiar la importancia de la filosofía, la ética y la humanidades en general, y de este modo manipular la opinión pública para favorecer la pérdida progresiva de la autonomía crítica. Toda producción de la sociedad actual no es otra cosa más que un afianzamiento del poder y control de lógicas neoliberales que junto con las grandes empresas y gobiernos hacen posible la gloriosa unificación de la sociedad por medio del consumo. La filosofía no puede permitir tal ultraje.

De tal suerte que, si toda pretensión de oposición crítica y real de base revolucionaria requiere, necesariamente, de la adquisición de la conciencia histórica operando sobre la totalidad del mundo; la eliminación de estas áreas del saber terminará por acelerar la terrible burocratización y mercantilización de la vida. Premisa que se desprende de la lógica del consumo: menos reflexión crítica significa más consumo y más capital, ergo, si no hacemos algo por defender el pensamiento filosófico, nos encontraremos ante el triunfo definitivo del tecno-capitalismo neoliberal.

Por su parte, este atropello que se busca hacer hacia la filosofía traerá aparejado indisociables elementos axiológicos que provocarán una valorización distinta de las personas acerca del mundo y de la realidad. ¿Qué esperar de sociedades cuyos ciudadanos jamás han escuchado siquiera lo que significa la palabra ética? En este sentido habrá una alienación ampliada que provocará la degradación de los otrora valores e instituciones consideradas dignas de respeto. Sufriremos, como ya lo hemos empezado a hacer, un proceso de desencanto colectivo y una exposición violenta y pornográfica de la realidad.

Es evidente que la pretensión de los gobiernos neoliberales ha venido haciendo una seria inversión de todos los valores; una profunda transformación, por no decir degeneración, de los valores que dotaban de sentido y dirección a nuestras actividades como humanos. El sentido de lo auténtico y significativo ha mermado, pues ahora ya nada nos parece tal, y mucho menos lo será en tanto que se eliminen por completo las humanidades, o peor aún, se pretenda conservarlas so pretexto de meter todas las materias en una sola etiqueta que lo único que conservará será el nombre.

Veremos una paulatina pérdida en los individuos de su capacidad para establecer juicios, en términos morales y respecto del mundo que nos rodea. Nos hallaremos en otro registro, en otra temporalidad, en la que lo real y lo imaginario, lo bueno y lo malo, lo gracioso y lo digno de lástima, terminarán por confundirse en una misma cosa. Al eliminar la filosofía y la ética del currículo escolar asistiremos a una depravada normalización de la violencia que banalizará la vida en sus múltiples expresiones. Aún con la presencia filosófica, vemos con estupor este escenario actual, con desapariciones y feminicidios, ¿qué será sin su acompañamiento?

La indiferencia e insensibilidad se harán cada vez más profundas pues ¿a quién le importará ya el ser humano?, presenciaremos una relativización axiológica que se amparará en discursos democráticos y progresistas que lo único que hacen es enmascarar falsas representaciones virtuales presentadas en la vida posmoderna como sugerentes mercancías- vedettes que pretenden ser satisfactores de nuestros deseos de consumo y excitabilidad mórbida.

De tal modo que, reducidos a la categoría de meros voyeristas, fácilmente excitables por las ilusiones del sistema, nos convertiremos en instrumento sencillo de manipulación en masa; lo que traerá aparejada toda imposibilidad de reacción crítica ante la abismal injusticia que maquina violentamente la burguesía proxeneta del fácilmente prostituible proletariado de consumistas en que nos habremos convertido. Si se elimina la filosofía se verá realizada la utopía política que vende ilusiones a un público de ciudadanos-ignorantes, quienes únicamente participarán con su compra “democráticamente”. Así, el capitalismo continuará funcionando a base de libido, de individualismo y de un intenso voyerismo que apelará a ¡observarlo todo!; a ¡exhibirlo todo! y con esto

¿Qué otra cosa se hace sino destruir el orden arcaico de la Ley y de la prohibición, abolir el orden coercitivo de la censura y de la represión en beneficio de un verlo todo, hacerlo todo, decirlo todo, que define el trabajo mismo de la seducción? (Lipovetsky, 2017, p. 29)

Aspecto digno de tomarse en cuenta en una época en que la destitución y trivialización de las materias filosóficas hará que éstas dejen de funcionar como principios morales y directrices, pues pasarán a ser reemplazados por un orden en el que todo estará permitido, como si nada debiese permanecer oculto desde que nuestras sociedades se rigen por el imperativo de la transparencia e iluminación prosaicas y enfermizas. A este respecto, resulta evidente que “la seducción no funciona con el misterio, funciona con la información, con el feed-back, con la iluminación de lo social a la manera de un strip-tease integral y generalizado” (Lipovetsky, 2017, p. 27).

La idolatría codificada del cuerpo se convertirá en instrumento de subjetivación- digital, síntomas “espectaculares” de esta sociedad enferma y ávida de una economía de intercambios inmediatos, fluidos y fetichizados bajo la égida del autoservicio libidinal y la desacralización del cuerpo. En este sentido, la sociedad del espectáculo en que ya vivimos será la encarnación arquitectónico-digital, funcional y mercantil que marcha a partir de una infinita red de falsas relaciones matizadas por la apariencia, el consumo exacerbado y la comercialización libidinal de los deseos. Alienación recíproca en la que se podrá vivir sin aspiraciones, sin nuevos valores, sin ideales regulativos; porque ya a nadie entusiasmarán los ideales filosóficos y el futuro sólo será deseable siempre que las estimulaciones en cadena se mantengan vigentes.

Sin filosofía el ser humano ya no tendrá certezas, ni convicciones que le proporcionen sentido; tampoco le sorprenderá nada, ni se aferrará a ideales dignos se consecución, pues sus juicios serán siempre moldeables por la opinión del mercado y susceptibles de modificaciones rápidas. “El hiper- realismo se convierte en juego puro ofrecido al único placer de la apariencia y del espectáculo” (Lipovetsky, 2017, p. 38), lo cual garantiza al propio sistema la generación del estímulo-deseo y la forma inmediata de satisfacerlo. La libertad sin filosofía está infinitamente lejos de conseguirse en un mundo repleto de indiferentes voyeristas complacidos.

Es por todo lo anterior que no se encuentra mayor justificación para exigir la permanencia de las materias de ética, lógica y filosofía; materias que deben prevalecer por separado ya que cada una configura un nicho sustancial y particularísimo en el enriquecimiento del desarrollo humano y educativo. No podemos permitir atropello semejante para con la filosofía en general, mucho menos frente a escenarios tan distópicos como los que pretende desencadenar la lógica neoliberal. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2011, como se cita en Chávez, 2019-2020) en su documento La filosofía, una escuela de libertad. Enseñanza de la filosofía y aprendizaje del filosofar: la situación actual y perspectivas del futuro recomienda la didáctica filosófica en todos los niveles, ya que fortalece el ejercicio del pensamiento crítico y autónomo, el cuestionamiento profundo del sistema de valores y saberes, además de que contribuye a la formación de la personalidad. Sylvia Eyzaguirre, en Chile, pugna porque se enseñe desde el parvulario (Astudillo, 2019).

Según Bravo (2014), la Filosofía es una herramienta que permite enfrentar con éxito los obstáculos que se presentan en el desarrollo de las personas, en cualquier época. Posibilita la supervivencia de la especie. Al plantearse preguntas como ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿quién me trajo?, ¿adónde voy? El ser humano intenta explicarse las cosas que le rodean y las relaciones que existen entre éstas. Por eso, la Filosofía dota al humano de la capacidad para analizar y comprender lo que le rodea. Ante ello, se torna urgente la didáctica de esta disciplina desde el nivel básico, ya que permitirá que los jóvenes emitan opiniones claras y precisas de acuerdo a las circunstancias que están viviendo.

De acuerdo con Rigobello (2000), el hombre no nace filósofo, pero empieza a serlo cuando entra a la adolescencia, pues llega a adquirir una conciencia interrogante, vive de forma espontánea y entra en una crisis (aspecto constitutivo de la condición humana), que es importante para la filosofía, pues posibilita que el adolescente ingrese a otra edad central de su vida: la madurez. Conforme a Hegel (s.f., como se cita en Rigobello, 2000), “la filosofía es como el ave nocturna: viene después del ocaso” (p. 18).

Un ser humano que está en paz con su mundo cesa de ser hombre en el sentido propio de su humanidad y, por ende, deja de ser filósofo. Según Kierkegaard (s.f., como se cita en Rigobello, 2000), la filosofía contribuye de forma significativa a la educación, puesto que el hombre que deja de filosofar, echa a perder su humanidad y se reduce a vivir el resto de su existencia en un rincón, sin hacer algo noble, grande o conveniente. Para Calicles (s.f., como se cita en Rigobello, 2000) la filosofía es un ejercicio del pensamiento y del discurso dirigidos a agudizar el sentido crítico; es un instrumento lógico, clarificador y retórico, orientado a la persuasión, como los sofistas. Sócrates (s.f., como se cita en Rigobello, 2000) pensaba que la filosofía es una elección radical de vida, pone en cuestionamiento la existencia, la asume sin prejuicios. El filósofo socrático es un hombre político llamado a gobernar, con la condición de que la política se vincule con la moral y el ejercicio de la verdad. Para el pensador ateniense, sólo los jóvenes y las mujeres entienden la filosofía en un sentido fuerte; por eso, es importante enseñarla desde estas edades.



Conclusiones

Quitar la filosofía de la enseñanza obligatoria es, sin lugar a dudas, un acto de dominación, se trata de un ultraje social que lo único que pretende es generar subjetividades sumisas. Si bien es cierto que resulta ingenuo pensar que la filosofía per se hará gente brillante por antonomasia, es también un suicidio no continuar con la lucha y la labor que desde esta rama del conocimiento se ha pretendido desde tiempos milenarios. Resulta necesaria de forma explícita en el currículo, no de forma transversal junto a otros saberes, porque las temáticas y las posiciones que maneja son distintas a las ciencias y a las humanidades en general. Esperamos que no sólo la comunidad académica o universitaria se sume a esta iniciativa, sino la sociedad en general por las tribulaciones a que está expuesta de prosperar la embestida gubernamental.



Contribución de autoría

 

Ximena Torrescano Lecuona y Moisés Meza Díaz fueron los únicos autores.

Fuente de financiamiento

Autofinanciado.

Potenciales conflictos de interés

Ninguno.



Referencias

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