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Reinventar la Universidad Pedagógica
Reinvent the University Pedagogical
Laura Verónica Herrera Ramos
0000-0002-9059-5401
Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua
veronica19732014@gmail.com
Recibido: 15/11/2024
Aceptado: 20/12/2024
Publicado: 31/12/2024
Cita en APA: Herrera, L. (2024). Reinventar la Universidad Pedagógica. Revista Latinoamericana de
Humanidades y Desarrollo Educativo, 3(2), pp. 14 - 29
Revista Latinoamericana de Humanidades y Desarrollo Educativo | ISSN (en línea): 2955-8891
Vol. 3, núm. 2, pp. 14 - 29.
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Resumen
La educación es un acto político que lleva plasmados los valores e intereses de los distintos
grupos sociales; la educación no es neutral, la crisis que arrasa a la universidad detona en
relaciones sociales de dominación y resistencia. El estudio busca develar las
transformaciones político-pedagógicas de la Universidad Pedagógica Nacional del Estado
de Chihuahua (UPNECH) denunciar los mecanismos de dominación y visibilizar las
manifestaciones de resistencia política que pueden llevar a la posibilidad. Para ver la
realidad política en la UPNECH se acude a teóricos de pedagogía crítica, como Althusser,
Poulantzas, Illich Freire, Giroux y Martínez. El estudio se realiza desde un paradigma
cualitativo con métodos de fenomenología y etnografía, los sujetos de investigación fueron
elegidos por su manifiesto rechazo a las relaciones de dominación en la vida universitaria.
Los datos se obtuvieron a través de técnicas como entrevista, observación de participante
completo y análisis de documentos, todo ello en una espiral hermenéutica y a la luz de la
pedagogía crítica. Los hallazgos muestran que las clases políticas han convertido a la
universidad en un objeto en su voraz apetito de poder y enriquecimiento la han colocado
a un paso del colapso financiero y el naufragio académico. La violencia de los grupos
dominantes sobre los universitarios es algo a lo que estos últimos no ceden; mientras tanto
la UPNECH se convierte en un bastión de resistencia política en su búsqueda por
reinventarse y se entrecruza con una coyuntura política nacional que abre la posibilidad
para la autonomía de UPN, la lucha continúa.
Palabras claves: universidad; política educativa; dominación; resistencia; autonomía.
Abstract
Education is a political act that embodies the values and interests of different social groups;
Education is not neutral, the crisis that devastates the university detonates in social
relations of domination and resistance. The study seeks to reveal the political-pedagogical
transformations of the National Pedagogical University of the State of Chihuahua
(UPNECH), denounce the mechanisms of domination and make visible the manifestations
of political resistance that can lead to the possibility. To see the political reality at
UPNECH, we turn to critical pedagogy theorists, such as Althusser, Poulantzas, Illich
Freire, Giroux and Martínez. The study is carried out from a qualitative paradigm with
methods of phenomenology and ethnography, the research subjects were chosen for their
manifest rejection of relationships of domination in university life. The data were obtained
through techniques such as interviews, complete participant observation and document
analysis, all in a hermeneutic spiral and in the light of critical pedagogy. The findings show
that the political classes have turned the university into an object in their voracious appetite
for power and enrichment, placing it one step away from financial collapse and academic
shipwreck. The violence of dominant groups against university students is something to
which the latter do not give in; Meanwhile, UPNECH becomes a bastion of political
resistance in its search to reinvent itself and intersects with a national political situation
that opens the possibility for the autonomy of UPN, the fight continues.
Keywords: university, educational policy, domination, resistance, autonomy.
Reinventar la Universidad Pedagógica
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Introducción
Ante los efectos devastadores del capitalismo, Huerta-Charles y McLaren (2012)
sostienen que las políticas neoliberales han afectado a la educación y las relaciones sociales
dentro de las escuelas de forma preocupante; los sistemas de educación pública no solo son
reestructurados sino también dirigidos hacia su destrucción, y la universidad al hallarse
bajo la constante presión de los sistemas educativos tiene cada vez más dificultades para
contribuir a la construcción de unas sociedades democráticas.
Por lo cual, los sistemas educativos al surgir en contextos económicos e históricos
determinados no pueden actuar desde la neutralidad, esto se puede ver en el actual
momento en que impera el neoliberalismo donde la educación, el conocimiento, los
estudiantes y los profesores solo son vistos en función de las ganancias que le puedan dejar
al mercado, de modo que la educación y el conocimiento han sido convertidos en
mercancía y los individuos en sujetos neoliberales (Giroux, 2018). Las universidades se
hallan inmersas en este tipo de relaciones neoliberales y son convertidas en máquinas del
mercado en detrimento de la educación pública, afectando los intereses sociales de las
mayorías.
En el momento actual, el proyecto de la educación superior, y ya no solo los
maestros disidentes, se encuentra bajo ataque (Giroux, 2018). El ethos universal de la
educación como derecho humano ha sido desplazado a un concepto corporativo y
privatizante (Castelao, 2021). El problema en la universidad va tomando escalas mayores,
por lo que el debate teórico pone sobre la mesa el tema político de las relaciones de poder
para ver los desafíos que enfrenta.
Metodología
En la producción de conocimiento que coloca a la UPNECH como el objeto
pensado, se encontró un enfoque funcionalista y otro de mirada crítica. Moreno, (2017),
estudia la normativa académica, administrativa, laboral, prestacional y asistencial de los
sujetos activos de Upnech de 1979 a 2017, y asume la racionalidad de la descentralización
del 2011 donde la UPN pasa a poder del gobierno estatal como la mejor alternativa, el
autor prioriza el aspecto normativo-jurídico para asimilar favorablemente el nuevo régimen
jerárquico de administración.
Otras investigaciones muestran la crisis institucional proveniente de la dependencia
financiera y académica al estado, su nuevo carácter racionalista, la legitimación del poder y
un agudo apego a la norma y lo jurídico que detona en los universitarios con un desprecio
hacia las figuras de autoridad y gran distanciamiento al proyecto universitario (Roacho
Payán & Herrera Ramos, 2019) (Roacho, 2023).
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Otros hallazgos muestran que la racionalidad de los exámenes de ingreso, la
profesionalización docente, la lucha por los estímulos económicos, las funciones directivas
y de coordinación, y las alianzas en subgrupos son producto de un poder simbólico –
político, y mientras que el discurso de los docentes aspira a ser crítico y dialógico se
convierte en un fetiche pedagógico y enajenado (Luján, 2018).
Se concluye que los estudios críticos dan cuenta que los acontecimientos de la
universidad se diferencian en la denuncia de las relaciones de poder, de la racionalidad y
de la fetichización del discurso crítico, sin embargo, invisibilizan los discursos contestatarios
y la ruptura con las relaciones de poder y subordinación por lo que esta investigación
aborda las relaciones de poder y resistencia en la UPNECH.
El estudio busca develar las transformaciones político-pedagógicas de la
universidad, denunciar los mecanismos de dominación y visibilizar las manifestaciones de
resistencia política en la Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua
(UPNECH) que pueden llevar a la posibilidad.
Este trabajo es un estudio cualitativo que parte de la realidad de esta universidad,
la investigadora es parte de la realidad que se estudia y es influida por la complejidad de los
procesos políticos de poder y subordinación en la UPNECH. Métodos como la
fenomenología y la etnografía dieron la posibilidad para el acercamiento al objeto de
estudio. La etnografía se centra en la experiencia personal con base en el tiempo, el espacio,
la corporalidad y las relaciones humanas vividas, los cuales emanan de las relaciones con
objetos, personas, sucesos y situaciones del contexto (Álvarez & Jurguenson, 2005).
La etnografía hace una distinción entre ver y mirar; se propone describir lo que las
personas de un grupo social o contexto determinado hacen habitualmente, para conocer el
significado que estas le dan a esas prácticas que constituyen su proceso cultural; se llevó a
cabo a través de la observación de participante completo donde “el investigador es un ya
miembro del grupo a estudiar (…) con plenos derechos” (Álvarez & Jurguenson, 2005, pág.
105), ante este sesgo el paradigma hermenéutico crítico, toma a consideración las
limitaciones de las fuerzas sociales, económicas y políticas que actúan sobre el investigador
(Álvarez & Jurguenson, 2005), por lo que la investigadora para acotar su propia
subjetividad, ve la realidad universitaria desde el lente de la pedagogía crítica. Para las
entrevistas se eligieron docentes, administrativos y estudiantes que manifiestan su rechazo
a las relaciones de dominación en la universidad. Otra técnica utilizada fue el análisis de
documentos, que consiste en revisar y seleccionar las ideas relevantes para expresar su
contenido sin ambigüedades, las fuentes analizadas son de origen institucional, y otros, los
periódicos digitales y redes sociales que involucran a la UPNECH. Con los datos se
construyeron unidades de análisis generando categorías para describir los conceptos más
relevantes y las relaciones entre sí (Hernández-Sampieri, 2018). Por último, para ver la
realidad política en la UPNECH se acude a teóricos de pedagogía crítica, como Althusser,
Poulantzas, Illich Freire, Giroux y Martínez.
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Teoría de las relaciones de poder y resistencia
El poder, fue pensado por Marx y Lenin desde el Estado “el Estado es un aparato
represivo que permite a las clases dominantes asegurar su poder sobre la clase obrera para
someterla a la explotación de la plusvalía” (Althusser, 1994, pág. 10). En el aparato de
Estado (AE) por un lado están los aparatos represivos de Estado, compuesto por gobierno,
administración, ejército, policía, tribunales, prisiones, que entran a escena cuando los
acontecimientos sociales rebasan la fuerza de la policía y sus cuerpos auxiliares; y por otro,
los aparatos ideológicos de Estado como la familia, la escuela, la iglesia, el sistema jurídico,
el político, el sindicato, los medios de comunicación y la cultura, que sin hacer uso de
violencia física introducen la ideología de la clases dominantes a las clases obreras.
El poder no es solo participar en la toma de decisiones, ni que la orden de uno sea
obedecida por otro; el poder se origina en el campo de las prácticas de clase, Marx y Engels
sitúan el poder como el dominio en las relaciones sociales de clase; se trata de una relación
social de fuerzas llamada lucha de clases sociales (Poulantzas, 1969).
En la escuela la ideología de las clases dominantes hace prevalecer una educación
tradicional que sostiene que las generaciones jóvenes deben ser educadas bajo la guías y
preceptos de las generaciones adultas, además, indica que hay tantos tipos diferentes de
educación como capas sociales hay en dicha sociedad (Durkheim, 2001). Estas premisas
dejan ver cómo se institucionaliza la violencia en la educación al legitimar las relaciones de
poder y subordinación. La educación tradicional también asume que los problemas de
desigualdad se atribuyen a la responsabilidad de los individuos y no a la dominación y
explotación que existe en las relaciones sociales de clase. Este tipo de educación enseña a
los educandos a subordinar sus intereses y pasiones para mantener la paz social en un orden
existente que privilegia solo los intereses de las clases dominantes, de modo que los
individuos deben reprimir su espontaneidad e imaginación y aceptar pasivamente las
desigualdades y las injusticias sociales con obediencia y sumisión (Martínez, 2014).
También considera que la función social de la educación debe estar supeditada a la
influencia del Estado, el cual debe vigilar que la educación responda a los intereses de las
clases dominantes y que los educandos se adapten al orden establecido.
En este tipo de educación tradicional las diferencias sociales se ven como algo
natural y necesario para que cada miembro haga lo que su destino le ha asignado en el
engranaje social y la sociedad pueda funcionar en armonía, se trata de una educación donde
solo unos pocos nacieron pensar y otros solo para actuar (Durkheim, 2001).
Desde una visión crítica, I. Illich, (Martínez, 2014) deja al descubierto el mito
funcionalista de que la escuela es un sitio igualitario y neutral que supone que todos los
estudiantes tienen las mismas oportunidades para desarrollarse y señala la función
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segregadora y clasificadora de la escuela al poner en ventaja a los estudiantes de clases
privilegiadas y en desventaja a los estudiantes socialmente desfavorecidos, también politizó
la escuela y destruyó la credibilidad del sistema político que la instaura, señala que la
educación institucionalizada ha sido puesta a los ojos de todos como algo incuestionable y
absurda al intentar desintelectualizar a los estudiantes y polarizar las clases sociales.
Sin olvidar nunca que en la historia de algunas naciones los Estados quitaron el
monopolio de la educación a la iglesia, Illich propone que ahora habrá que hacer lo mismo
con el Estado; la escuela es un sitio donde se conjugan la legalidad del prejuicio y de la
discriminación, donde además los estudiantes son secuestrados por el currículum oculto,
que consiste en una violencia institucionalizada que se ejerce mientras los educandos están
en la escuela. También expone la diferencia entre instrucción y educación, la instrucción
es un proceso escolarizado que depende más de la asimilación al currículo, a las reglas y a
la asistencia obligatoria, mientras que la educación se trata de aprender para formarse como
un ser humano integral libre y autónomo (Martínez, 2014).
Muchos estudiantes, en especial los que son pobres, saben intuitivamente qué
hacen por ellos las escuelas. Los adiestran a confundir proceso y sustancia. Una vez que
estos dos términos se hacen indistintos, se adopta una nueva lógica: cuanto mayor
tratamiento haya, tanto mayor serán los resultados. Al alumno se le “escolariza” de ese
modo para confundir enseñanza con saber; promoción al curso siguiente con educación,
diploma con competencia, y fluidez con capacidad para decir algo nuevo (Illich, 2011, pág.
7).
Esta relación social de opresión es descriptiva, unilateral, con intereses de unos
pocos puestos sobre los intereses de las mayorías, y en ella se halla una “conciencia que
“aloja” la conciencia opresora” (Freire, 1990, pág. 37). La opresión no es solo
responsabilidad de los opresores, sino de la relación opresiva establecida entre opresores y
oprimidos. “También los oprimidos participan de forma activa en su propia opresión.
Cuando los oprimidos asimilan y naturalizan la visión del mundo impuesta por los
opresores están contribuyendo a perpetuar su situación de opresión” (Martínez, 2014, pág.
78), por lo que “no existirían oprimidos si no existiera una relación de violencia que los
conforme como violentadores, en una situación objetiva de opresión” (Freire, 1990, pág.
49).
El discurso de posibilidad de la pedagogía crítica de Freire (1990) parte de la
realidad de los pueblos latinoamericanos y pone dos aspectos en consideración, la crítica a
la educación bancaria con una serie de principios teóricos para una pedagogía de la
liberación y su crítica a la sociedad actual y las condiciones políticas para transformar la
realidad.
En la educación bancaria el educador/a deposita en los educandos/as un contenido
de forma acrítica, los educadores son los activos mientras los educandos son pasivos, solo
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unos recipientes vacíos a los que hay que llenar de contenidos y en quienes domina el
verbalismo, la memorización.
Cuanto más se ejerciten los educandos en el archivo de los depósitos que les son
hechos, tanto menos desarrollarán en sí la conciencia crítica de la que resultaría su
inserción en el mundo, como transformadores de él. Como sujetos del mismo (Freire,
1990, pág. 75).
En la crítica social, denuncia que los opresores falsamente generosos tienen
necesidad de que la situación de injusticia permanezca a fin de que su generosidad continúe
teniendo la posibilidad de realizarse, el orden social de injusticia es la fuente que genera de
modo permanente esa generosidad nutrida de desaliento miseria y muerte. (Freire, 1990)
“Solo los opresores tienen un interés directo en defender el actual orden social” (Martínez,
2014, pág. 77).
La violencia y opresión se caracteriza porque las personas no son el sujeto de su
propia historia, “Violencia sería, como de hecho lo es, que los hombres, seres históricos y
necesariamente insertos en un movimiento de búsqueda con otros hombres, no fuesen el
sujeto de su propio movimiento” (Freire, 1990, pág. 49). Si las personas son impedidas para
forjar su propia historia, o son obligadas a actuar por intereses ajenos, o se les prohíbe su
propia búsqueda , se establece una situación violenta; de ahí que las rebeliones de los
oprimidos contra esa violencia es lo que llama la lucha por el ser (Freire, 1990) y aunque
pueda parecer paradójico, es en la respuesta de los oprimidos contra esa violencia donde se
encuentra un verdadero acto de amor, pues se trata de una lucha para ser artífice de su
propio destino “La libertad, que es una conquista y no una donación, exige una búsqueda
permanente” (Freire, 1990, pág. 37).
Cuando en un diálogo crítico y liberador los intereses de los opresores son
descubiertos por los oprimidos, se comprometen y se organizan en una lucha para su
liberación, superando la complicidad con los opresores. La posibilidad se expresa en el
descubrimiento del régimen opresor, que no puede quedarse a nivel intelectual, sino
también a nivel reflexivo para una praxis que transforme la realidad.
Por otra parte, los neomarxistas (Martínez, 2014) afirman que no solo existen los
mecanismos de dominación cultural y reproducción social, sino que estas se enfrentan a la
resistencia política de los subordinados. En las teorías de la resistencia los mecanismos de
dominación son desmantelados por los grupos subordinados cuando estos se organizan y
enfrentan el poder con una resistencia radical con el propósito de cambiar las prácticas
sociales y culturales donde han prevalecido relaciones de poder de una clase dominante.
Estas teorías refrescan y profundizan en la noción de autonomía relativa después
que el marxismo ortodoxo redujo las escuelas a la sombra y efecto del sistema de
producción, al desarrollar un análisis donde emerge una intervención humana crítica no
concordante con este sistema de producción; aun cuando las escuelas son utilizadas como
aparatos ideológicos en beneficio de las clases dominantes, emergen contradicciones donde
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los subordinados construyen sus propias posibilidades de emancipación. Sostienen que la
cultura dominante es desafiada por grupos subordinados; no obstante, no todas las
conductas de posición llevan un significado radical.
Varias formas de resistencia tienen como inicio conductas de oposición; sin
embargo, las conductas de oposición no solo son una reacción a la impotencia, sino que
pueden seguir dando soporte a la continuidad a las estructuras de poder, si las conductas
de oposición no se fusionan no podrán desafiar la lógica de la dominación ideológica, y no
caerán en la categoría de resistencia, sino en la acomodación y el conformismo; y al
contrario, si estas fuerzas de oposición se fusionan pueden detonar en una organización y
resistencia política creando al mismo tiempo las posibilidades para cambiar su realidad.
Las conductas de oposición son constituidas por las subjetividades y se producen
en medio de discursos y valores contradictorios que dan forma a actos de resistencia; estos
pueden estar vinculados a intereses de clase, raza o género, así como las subjetividades que
las constituyen son producidas por medio de discursos y valores contradictorios a la
realidad establecida por las clases dominantes. La resistencia es de una naturaleza más
amplia que la oposición, no solo surge dentro de la escuela, sino también en el vecindario
y el hogar, la resistencia está mediada por las instituciones donde ocurre la vida cotidiana
y las experiencias de vida, en los espacios sociales que conforman la cultura de los
subordinados.
La teoría de la resistencia es un valioso constructo para comprender la forma en
que los grupos subordinados experimentan su fracaso y dirigen su atención a nuevas formas
de comprender y reinventarse. Se fundamenta en el razonamiento de una nueva
problemática teórica para examinar las escuelas como sitios sociales no neutrales y
especialmente en la experiencia de los grupos subordinados, esta teoría rechaza con su
radicalidad las explicaciones del funcionalismo y las principales corrientes de la psicología
de la educación y de la pedagogía tradicional para cambiarlas por los teóricos que
fundamentan los análisis políticos (Martínez, 2014).
A la noción de resistencia radical le es inherente la esperanza, una esperanza, esta
debe ser colocada en una racionalidad que tiene como principal interés “el compromiso
por una emancipación de la imaginación, de la razón, de la subjetividad y de la objetividad
(Marcuse, 1977)” (Giroux, 2003, pág. 145) “la única educación que se merece tal nombre
es aquella que forma gente capaz de tomar parte en su propia Liberación” (Giroux, 2003).
Las relaciones de poder y resistencia en la universidad
La creación de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), se anuncia como un
decreto presidencial en 1978 para formar profesionales que respondan a las necesidades
educativas del país; esta definición oficial elimina el carácter político de su creación; la UPN
inició desde inicios de los años setenta como una demanda gremial-sindical de los maestros,
con un poder de atributos semejantes a los de cualquier facción de gobierno que buscará
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concretar sus intereses en políticas públicas, por lo que su origen es democrático y no
debido a un decreto presidencial.
Mientras que los tecnócratas de la SEP no resolvían el proyecto técnico para este
proyecto, el sindicato de maestros tenía muy claras sus ideas políticas y académicas de lo
que debería ser la UPN, de este poder sindical de maestros tenía la gran ventaja de ser “un
terreno históricamente relacionado al magisterio” (De León, 2013, pág. 39), en la UPN se
materializaron los intereses del profesorado con una “universidad de los maestros, para los
maestros” (pág. 39) que se proponía profesionalizar al magisterio de educación básica con
una educación universitaria en razón de que el diseño curricular de la Escuela Normal
fortalecía más la didáctica instrumental tecnócrata que una pedagogía de reflexión crítica.
En 1992, en el contexto del libre mercado, asalta a la UPN una primera
descentralización con el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica
(ANMEB); los universitarios esperaban una reestructuración de carácter académico, pero
se trataba de una con cambios operativos y financieros que marcó, el inicio del
desmantelamiento de UPN colocándola en el cajón de la educación básica y de las escuelas
normales. Incorporar la UPN en el ANMEB fue tan absurdo como tratar de incorporar a
la UNAM o al Politécnico Nacional (Guajardo, 2013) en este contexto no hubo voces que
protegieran su carácter nacional.
En los periodos siguientes, la UPN siguió siendo objeto de atracos económicos y
políticos por los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto con
políticas administrativas y académicas que llevaban a la UPN a cargar el lastre del modelo
mercantil y deshumanizado de la educación neoliberal. La UPN desde sus orígenes,
representa en sí misma una batalla pedagógica de resistencia crítica alternativa al modelo
técnico de la educación, esta lucha se nutrió de muchos elementos: disidentes, resistencias
políticas y teorías pedagógico-políticas como motor del pensamiento y del compromiso con
el mundo.
La educación es una práctica política, se educa para la opresión o para cuestionar el
mundo y transformarlo e inicia en la contradicción educador-educando, de tal manera
ambos se educan y son educados. El propósito de la educación emancipadora es la
eliminación de toda forma de opresión y explotación, su quehacer humanista y liberador
radica en que los sometidos deben luchar por su emancipación; la educación liberadora
busca cambiar el mundo desde las estructuras económicas (Freire, 1990).
En 2004 en la UPN, con la llegada e influencia de una profesora y un profesor la
vida universitaria transitó a una renovación pedagógica y política que revitalizó el
pensamiento crítico, se crearon espacios colectivos y dialógicos en la universidad; ya la
pedagogía, la política, la sociología, la filosofía y la realidad de la educación se empezaba a
ver con nuevos lentes teóricos generando debates críticos que daban la posibilidad de
resignificar el mundo, releerlo y reconfigurarlo.
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La universidad daba un giro radical, empezaba a ver la educación desde una mirada
más compleja, como un sistema político que daba cuenta de las desigualdades sociales. La
arbitrariedad cultural, la violencia simbólica, el papel de la ideología, el papel de la
educación, las relaciones de poder y subordinación y la posibilidad de construir un mundo
menos injusto; todo ello a la luz de una teoría crítica, entre otros, daban luz a un nuevo
paradigma.
La universidad hizo posible que los estudiantes compartieran espacios con algunos
teóricos críticos que solo se conocían en los libros, llevó a muchos maestros a reencontrarse
con su labor en la lucha por la educación y por un mundo mejor y a la conciencia del
potencial colectivo a imaginar para crear una mejor educación.
Los profesores y estudiantes de la UPN conectaron la teoría con movimientos
sociales donde fueron partícipes en contra de las políticas neoliberales privatizadoras, uno
de estos fue contra la reforma a la ley del ISSSTE de 2007, impuesta por el gobierno de
Felipe Calderón, que afectó los derechos laborales, jubilaciones y pensiones de los
trabajadores; y otra contra la Reforma Educativa de 2011 impuesta por Enrique Peña
Nieto, que no solo cambiaba el modelo educativo por uno de mercado, también destruía
los derechos laborales que les quedaban los profesores.
Cuando se impuso la reforma educativa, ante la indignación, los Upenianos crearon
colectivos y espacios para su análisis, en este acontecimiento la teoría hizo posible que los
maestros debatieran este problema y que también fue objeto de estudio en una gran
cantidad de tesis de grado y de artículos científicos de los catedráticos. Se construyó una
crítica tan contundente a la reforma educativa que llevó a los profesores disidentes hasta
las instancias legales con demandas y amparos.
Los profesores y estudiantes de la UPN fueron centrales en ambas luchas con
protestas, marchas, foros, entrevistas en radio, plantones; si bien, algunos actores sociales
contaban con trayectoria de lucha de izquierdas; en mucho, estos dos movimientos sociales
debían gran parte de sus fundamentos políticos a la formación pedagógica-política en la
universidad. La crítica al poder que los universitarios dialogaban en las aulas la enfrentaban
en las calles y las instituciones, en una lucha contra el Estado y el sindicato que habían
vendido los derechos de los trabajadores al mejor postor.
A la teoría y la abstracción no se le debe quitar por ningún motivo algún resto de
importancia, en los procesos revolucionarios del mundo aún no se ha encontrado ningún
triunfo político sin un triunfo cultural e intelectual que previamente haya corroído la lógica
de la dominación. “es el fermento de las ideas que despiertan las pasiones colectivas que
movilizan la indignación y la esperanza de las personas, y eso, se vuelve un hecho político
(García L., 2021).
En 2011, la Ley Orgánica para la creación de la Universidad Pedagógica Nacional
del Estado de Chihuahua (UPNECH) consistió en una descentralización, que trajo cambios
significativos a los procesos académicos y administrativos donde las clases políticas en el
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poder del Estado sofocaron su origen democrático y sentido crítico con una estructura
corporativa de normas y acciones administrativas, y con un órgano de gobierno donde el
gobernador en turno y ocho funcionarios externos seleccionados a su demanda, se encargan
de tomar las decisiones importantes de la universidad en una estructura que excluye la
figura del rector, con esto el desmantelamiento de la Upnech se potenció. Los universitarios
al inicio de la descentralización asumían que en el nuevo régimen habría un margen para
ejercer cierta autonomía; la situación muy pronto develó lo contrario, pues ante el más
mínimo movimiento de los universitarios la gobernanza de la UPNECH develaría su
carácter represor.
Con la nueva figura jurídica de la UPNECH, el gobernador del PRI (Partido
Revolucionario Institucional) en turno Cesar Duarte Jáquez, convirtió la universidad en un
instrumento para sus propósitos partidistas y electoreros, los recursos financieros tomaban
la ruta de sus intereses personales y al mismo tiempo se imponía en la universidad un
esquema de fábrica.
Mientras se abrían espacios para plazas docentes, los procesos académicos y
administrativos se tornaron rígidos y burocráticos, las cuotas escolares de los estudiantes
iban en aumento y la Rectoría prefería ignorar el carácter público de la universidad, de ahí
en adelante el tiempo laboral iba ser monitoreado, dando con esto un mensaje de control
que muy pronto moldeó otros aspectos de la dinámica interna.
Durante este periodo, en las protestas públicas que los universitarios hacían en las
calles o las redes sociales se pudo ver que la gobernanza está basada en el autoritarismo, al
cobrar esas facturas a la directora en turno destituyéndola y deteniendo los procesos
académicos y administrativos del campus.
La siguiente Rectoría con Victoria Chavira, estaba ligada al Partido Acción Nacional
(PAN) del gobernador Javier Corral; su llegada fue cuestionada por los universitarios por
violentar la ley de la universidad. A partir de ese momento la Upnech se convirtió en un
ring de lucha entre las clases en el poder y los universitarios, y mientras la rectora empresaria
buscaba seducir a los universitarios con discursos democráticos de su partido, también
movía directivos de campus si estos les resultaban incómodos a sus intereses.
La comunidad estudiantil de Chihuahua indignada, manifestó completo rechazo al
autoritarismo de la rectoría, tomaron las instalaciones y suspendieron clases, la respuesta
del poder fue la represión “la rectora llegó con la policía para reprimir a los estudiantes y
establecer en el campus sus propios directivos” (entrevista), los estudiantes pedían una mesa
de diálogo con las autoridades estatales para exigir la destitución de la rectora, sin embargo,
las autoridades solo ganaban tiempo, esto se supo porque al pasar dos reuniones
terminaron asumiendo que la situación se hallaba fuera de su ámbito, haciendo perder
vigencia a los acuerdos que se iban tomando, esto daba cuenta de que, la parte del Estado,
realmente no quiso negociar y solo buscaba desactivar la lucha de los universitarios. Ese fue
el momento de la ruptura en las negociaciones entre la comunidad universitaria y las
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autoridades de educación, a partir de ese momento ocho campus se declaraban unidos para
hacer del asunto del campus Chihuahua un movimiento estatal por la lucha por la defensa
de la universidad.
En la asamblea inmediata al movimiento emergente, los universitarios de la
UPNECH de todo el estado, generaron acuerdos para vertebrar la resistencia contra la clase
en el poder, exigiendo la destitución inmediata de la rectora, la retirada de la iniciativa de
ley que trastocaba la vida universitaria, el restablecimiento de la vida interna de la
universidad, y el resguardo de la integridad de los derechos de estudiantes y los trabajadores
de la universidad que han tomado la lucha por la defensa de la Upnech.
En las autoridades de la Upnech la alienación alcanzó a los directores de ocho
campus que se sometieron al mandato, que siguieron los lineamientos antes que actuar con
ética, la universidad estaba dividida, estos y otros universitarios actuaban gustosos bajo los
mandatos del poder, la dominación también era disfrutada. Otro aspecto fue la
implementación del panóptico seguía su curso, las cámaras de vigilancia llegaban a los
patios y pasillos de la universidad.
En un periodo posterior, las funciones académicas y administrativas se centralizaron
y la comunicación entre directivos y universitarios dejó de fluir, muy pronto los docentes,
trabajadores y estudiantes pasaron al plano de la invisibilización, la manera de neutralizar
el descontento de los universitarios fue dejarlos al margen de toda actividad institucional,
a quien cuestionaba se le ignoraba o se le asignaba un premio de consolación; los medios
digitales nunca antes fueron tan bien utilizados para informar y no dar la cara, el WhatsApp
y el correo electrónico fueron usados para eludir la comunicación real, y los docentes
dejaron ser convocados a reuniones colegiadas, los nuevos maestros y otros trabajadores
llegaban contratados por orden de las clases políticas. Las manifestaciones de violencia se
multiplicaban, las normas se toman al pie de la letra, el autoritarismo sofoca la vida social
interna, esta es la nueva racionalidad en UPNECH.
La UPNECH se conoce por sus principios de formar estudiantes que sepan leer el
mundo y lo transformen; sin embargo, cuando en lo que se cuestiona están las autoridades
y las condiciones educativas de la propia universidad, la crítica no es bien recibida. Las
autoridades educativas del Estado no escucharon las demandas de los estudiantes y
maestros, tampoco enfrentaron las consecuencias de los atropellos y la violencia de que
hicieron objeto a los universitarios.
Los plantones, los desplegados públicos, los debates en el congreso, la toma de las
instalaciones, el paro de labores indefinido, los gritos, los escritos, huelgas de hambre y
muchas más formas de inconformidad solo recibieron como respuesta el atropello y el
autoritarismo, las clases políticas en su sin razón, dejaron que la rectora siguiera
despachando desde su silla en rectoría al estilo más medieval y monárquico “Nos han
amordazado las manos, pero no morirá la flor de la palabra” (Martínez, 2018).
Reinventar la Universidad Pedagógica
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El movimiento por la defensa de la universidad cobró relevancia a nivel nacional,
el Movimiento Magisterial de Coahuila y catedráticos de la Universidad de Zacatecas
exhortaron a las autoridades de Chihuahua a destituir a la Rectora y a establecer el diálogo
con los universitarios. El panorama era claro, la clase política mantenía la arbitrariedad y
los disidentes en resistencia se declaraban en defensa de la universidad, en este
acontecimiento no solo se develaron las relaciones de poder y resistencia en la UPNECH,
también emergió un nuevo imaginario, los universitarios iniciaban la construcción de un
nuevo proyecto de universidad, una incluyente y crítica cuya construcción sólo puede ser
posible desde la voz de los estudiantes, docentes, trabajadores no docentes y la sociedad en
general.
Es necesario superar la etapa contestaría en donde el NO a la
tiranía, el NO a la tiranía, el NO a la violencia del poder, se
conviertan en el SÍ a una universidad democrática, el SÍ a una
universidad autónoma, el SÍ a una universidad popular. Es el
momento de convocarnos todas las voces y todos los sueños para
construir una nueva universidad, la universidad que queremos y
que merecemos (Martínez, 2018).
Iniciaba el retorno a los principios fundacionales de la universidad, los
universitarios empezaban a resolver su propio destino, una nueva política surgía de los
actores en resistencia “Para todos todo, para nosotros nada” (Asamblea estatal, 2018).
Trabajadores docentes, no docentes y estudiantes construían juntos un lugar en este nuevo
proyecto de autonomía universitaria. Dos meses después de iniciada la resistencia la rectora
se retira de la universidad.
El siguiente rector nombrado por el gobernador, llegó seis meses más tarde, este,
desde detrás de su escritorio sometió la universidad a un letargo que desactivó la vida social
y material de la Upnech, su distanciamiento era “como un muro que se levanta entre un
Rector y un maestro (a), un Rector y un trabajador(a) administrativo(a), entre un Rector y
un alumno(a)” (Meza, 2022). La indiferencia del rector con los universitarios no hacían
diferencia temporal, su despotismo y crueldad fue el mismo tanto antes de la pandemia por
el Covid 19 como después y solo cinco meses antes de terminar su ciclo se dejó ver
formalmente en los campus, durante los cuatro años que permaneció en el ostracismo solo
se dedicó a fomentar y acrecentar su capital político con alianzas que le daban la ganancia
de estatus y credibilidad social, su gran tarea fue la de ignorar la realidad universitaria, o al
menos así se pensaba pues las cuotas escolares seguían en aumento para los alumnos, y
antes de su retirada fue denunciada su falta de transparencia como Rector en las cuentas
públicas de la Upnech con irregularidades que dejan ver su relación con la gestión rectora
anterior y con los gobiernos estatales priistas y panistas; con grandes cantidades de recursos
que no se sabe cómo llegaron ni como salieron de la universidad.
La rectora anterior había colocado a la Upnech en una crisis de gobernabilidad que
tenía continuidad con el rector en cuestión, las clases políticas sobre la universidad más
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Vol. 3, núm. 2, pp. 14 - 29.
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que interés partidista o desconocimiento de la universidad, mostraban su voracidad por
enriquecerse. Mientras que el gobierno del Estado dejaba a la universidad a la deriva
financiera, sin aportar un solo peso, fijado así desde 2021 con la entrada de la nueva
gobernadora María Eugenia Campos cuyos manejos presupuestales siguen llevando a la
universidad a la privatización de la educación en la Upnech.
A mediados del 2023 se abren las posibilidades para una nueva universidad, una
universidad autónoma; una coyuntura política donde se dieron los primeros pasos para la
refundación nacional de la UPN. Dentro de un Congreso Nacional Universitario un
Consejo universitario elabora la Propuesta de Ley Orgánica para la Universidad Pedagógica
Nacional Autónoma de México, a partir de los diálogos y acuerdos de los integrantes de las
UPN de todo el país; algo el Rector de Upnech desdeño después de asistir a las primeras
reuniones.
Esta ley se vio con optimismo político a nivel nacional en el interés político de
grupos de distintos partidos políticos en el senado que resultó muy favorable para la UPN,
pero a ello le antecede que la mayoría de los universitarios se expresaron a favor de la
autonomía, por lo que esta ley es resultado del trabajo de todos los actores de la UPN que
surgió de un proceso democrático constitucional y no como un decreto presidencial, por
lo que la autonomía de la UPN va mucho más allá de la política, es un objetivo en común.
El problema de los universitarios es ¿cómo hacer a la UPNECH parte del proceso
de la autonomía de la UPNAM, siendo un organismo descentralizado del Gobierno del
Estado de Chihuahua? La organización se movió, rápidamente creó un Comité Promotor
de Autonomía, con universitarios de todas las sedes y unidades de Chihuahua, este buscó
la interlocución con los/as senadores/as del Congreso de la Unión, realizó un foro estatal
para el análisis de las implicaciones académicas, laborales, presupuestales y sindicales de la
ley orgánica de la UPNAM donde también expuso un análisis presupuestal para develar
cómo el Estado ha convertido a la UPNECH en una universidad privada.
La organización colectiva y permanente de los universitarios facilitó reuniones
informativas a los docentes, administrativos y estudiantes en todas las unidades y sedes del
estado, mesas de análisis virtuales y presenciales, y acceso a la información en convocatorias,
carteles, mensajes grupales en redes sociales “Los grupos dominantes en la UPNECH se
quedaron sin argumentos, ni elementos para defender ni debatir”.
Además de la rebelión política de UPNECH, otras unidades académicas en el país
también demandan a los gobiernos a “no obstaculizar” la integración de las 70 unidades
que existen en todo el país y las más de 240 subsedes, señalando que un acuerdo unánime
del Congreso Nacional Universitario del 2021 es que la universidad debe mantener su
carácter nacional (Poy, 2023).
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Conclusiones
El aporte de la UPN- UPNECH a la educación a lo largo de su historia en el estado
de Chihuahua, ha sido la de una ruta crítica y humanista que se mantiene con firmeza a
pesar de las políticas voraces de los gobiernos estatales y nacionales en turno. Las relaciones
de poder han sido enfrentadas por grupos disidentes que rechazan las relaciones de
dominación y luchan por una universidad democrática y autónoma.
El estudio muestra las transformaciones y efectos que el contexto de las políticas
educativas tiene en la Universidad. La primera, una política pública que nace del éxito
obtenido de la lucha gremial-sindical sobre la tecnocracia de la SEP, donde los profesores
crean su propia universidad, la UPN concretada en 1979. La segunda, una política
educativa ejecutada desde el marco de la modernización educativa de 1992 que
descentraliza las UPN del estado, dejando en la ambigüedad su financiamiento y
supeditado al nivel de la educación básica, llevando a la UPN a un estado de precariedad
laboral. La tercera política, es la descentralización de la UPNECH 2011, que convirtió a la
universidad en una figura jurídica de gestión y patrimonio propios, pero que el estado a
través de una gobernanza autoritaria y verticalista la utilizó como instrumento de poder y
enriquecimiento a costa de los universitarios y de la sociedad en general.
Las manifestaciones de resistencia política de los universitarios siguen vigentes y
hacen frente a las condiciones cambiantes de la realidad a través del tiempo. La coyuntura
política del país abre las posibilidades para concretar de nuevo el imaginario de los
universitarios en la lucha contra la tecnocracia y por la defensa de la universidad, como
sucedió también en su origen.
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