La constitución del capital cultural digital en la educación contemporánea

The Constitution of Digital Cultural Capital in Contemporary Education

 


Luis Miguel Lazo López https://orcid.org/0000-0001-5700-5935

Universidad Nacional Autónoma Altoandina de Tarma. Junín. Perú

llazo@unaat.edu.pe



Recibido: 03/03/2022 Aceptado: 15/06/2022 Publicado: 30/06/2022


Citación/como citar este artículo: Lazo, L. M. (2022). La constitución del capital cultural digital en la educación contemporánea. Latin American Journal of Humanities and Educational Divergences, 1(1), 7-17.



Resumen

Desde hace más de dos años atrás la educación ha cambiado de forma abrupta, nos encontramos en una transición hacia la realidad virtual, aunque no de forma total, pero si, lo digital ha llegado para quedarse. Al respecto, existen diversos postulados que lo explican, sin embargo, desde la perspectiva sociológica, el aporte más significativo y con probada vigencia en la actualidad, es la de Bourdieu (1998) con el concepto de capital cultural. Así mismo, en el contexto actual, de una sociedad red cada vez más virtual, las contribuciones teóricas de Castells (2000) y Moraes (2014) son imprescindibles para entender este nuevo escenario socioeducativo. En ese sentido, en este trabajo se explica y teoriza el capital cultural, y con este fundamento, se plantea una comprensión sociológica sobre la constitución del capital cultural digital en la educación contemporánea, específicamente, en los jóvenes, quienes son los principales protagonistas de la reproducción social de lo digital.



Palabras claves: capital cultural digital; educación; sociedad red; reproducción social; jóvenes.



Abstract

Two years ago education has changed abruptly, we are in a transition towards virtual reality, although not completely, but yes, digital is here to stay. In this regard, there are various postulates that explain it, however, from the sociological perspective, the most significant contribution and with proven validity today, is that of Bourdieu (1998) with the concept of cultural capital. Likewise, in the current context of an increasingly virtual network society, the theoretical contributions of Castells (2000) and Moraes (2014) are essential to understand the new socio-educational scenario. In this sense, in this work cultural capital is explained and theorized, and with this foundation, a sociological understanding of the constitution of digital cultural capital in contemporary education is proposed, specifically, in young people, who are the main protagonists of the social reproduction of the digital.



Keywords: digital cultural capital; education; network society; social reproduction; youth.



Introducción

Sobre el capital cultural existe una profusa investigación social, sin embargo, específicamente, sobre el capital cultural digital, los estudios y teorización sociológica son aún escasos. Hoy en día se sabe muy bien que, el sistema educativo en general ha cambiado por efectos de la pandemia de la COVID-19, es así que, se viene configurando de forma virtual. Por tanto, la educación contemporánea está en transición hacia lo digital. En este nuevo contexto social, el capital cultural digital es vital para el buen desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje, es por eso que, tantos profesores como estudiantes lo vienen constituyendo. Esta emergente realidad socioeducativa amerita una reflexión sociológica que analice las bases teóricas fundamentales del capital cultural digital.

Se trata de una Sociología de la Educación que busca estudiar este tópico más allá de los marcos institucionales o formales, dejando a un lado el reduccionismo pedagógico, porque la mirada que se plantea es más amplia, integral y compleja, ya que la sociología entiende al componente educativo como algo básico y fundamental para la reproducción social de las sociedades contemporáneas, y no solamente como un proceso académico escolar. Es así que, en el presente ensayo se explica y contextualiza los postulados de Bourdieu (1998), Castells (2000) y Moraes (2014), con respecto al capital cultural digital, para así poder comprender su constitución en la educación contemporánea de las sociedades latinoamericanas.



Estructura y reproducción social según Pierre Bourdieu

Los estudios sociológicos aplicados al contexto educativo han sido diversos, sin embargo, los aportes de Pierre Bourdieu (1930 – 2002) son, de un modo peculiar, más relevantes, por la constitución de nuevas categorías para comprender y explicar las condiciones socioculturales del sistema educativo contemporáneo. Los textos básicos en donde Bourdieu abordar la cuestión educativa son: Capital cultural, escuela y espacio social (1998), Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción (1997), La reproducción. Elementos para una teoría del sistema de enseñanza (1996), Poder, derecho y clases sociales (2000), Los herederos. Los estudiantes y la cultura (2003) y Homo Academicus (2008). En ese sentido, para comprender la cuestión educativa desde una perspectiva sociológica, se requiere revisar los postulados bourdianos.

Bourdieu (1997) es parte de la corriente de pensamiento estructuralista de las ciencias sociales, un paradigma filosófico y sociológico que entiende a la sociedad y sus problemas, hechos y fenómenos sociales como un todo organizado, funcional y sistémico. Se trata de un enfoque epistemológico que busca conocer, comprender y explicar las estructuras, y su funcionalidad, inmersas en una realidad (biológica, física, sociológica, ecológica, educativa, administrativa, psicológica, etc.) especifica. Una estructura es un todo, un cuerpo, organismo y orden constituido por las relaciones de todos sus componentes, los cuales están en permanente cambio, esto es, se estructuración de forma constante, cuyo fin subyacente es la reproducción del orden social, de la sociedad en sentido general (Bourdieu, 1997, p. 41).

Bajo esta perspectiva, Bourdieu y Passeron (1996) estudio la problemática del sistema educativo a partir de las condiciones socioeconómicas estructurales, es decir, entender el ámbito educativo en torno a las clases sociales del cual provienen los estudiantes. En otras palabras, la clase social contribuye –no determina– o influye en las decisiones, procesos y fines educativos de los estudiantes. Específicamente, investigo la educación universitaria a donde los estudiantes llegan con todo un bagaje y recursos culturales que han forjado a través de habitus aprendidos a lo largo y ancho de su educación y socialización precedente. La clase social tiende a constituir habitus específicos en las personas, no es determinista, pero si un factor importante.

Bourdieu (1997) explica la relación entre clase social y habitus:

A cada clase de posición corresponde una clase de habitus (o de aficiones) producidos por los condicionamientos sociales asociados a la condición correspondiente y, a través de estos habitus y de sus capacidades generativas, un conjunto sistémico de bienes y propiedades, unidos entre sí por una afinidad de estilo. (p. 19)

En efecto, las condiciones sociales son generativos de habitus concretos que poco a poco se fortalecen para formarse en estructuras socioculturales más o menos estables en el tiempo y el espacio en el que los individuos se mueven en su vida cotidiana. La situación social y su incidencia en la persona, pueden en parte ser determinantes, pero no absolutas, se imponen, pero no lo pueden cambiar todo, pero si fundan la reproducción social. Según Bourdieu y Passeron (2003), las relaciones o interrelaciones de los individuos son estructurados a partir de las condicionantes sociales, las cuales tienden a definir sus formas de pensar y actuar, esto es, sus habitus (p. 44).

Es así que, las estructuras de una sociedad forman determinadas clases sociales, las mismas que si bien es cierto no son condiciones absolutas, porque son flexibles y tienden a cambiar en función al tiempo y el espacio social, no obstante, son los que directamente forman o constituyen los habitus de las personas. Ahora bien, los habitus son dispositivos y principios básicamente culturales, ya que son comportamientos hechos rutina y estilos de vida que en términos generales garantizan la producción y reproducción sociocultural de las estructuras de la sociedad. Ahora bien, un componente importante en la reproducción y estructuración social, es el capital cultural, este permite que los individuos y agrupamientos puedan direccionar sus prácticas sociales. Bourdieu (1997) señala: “la reproducción de la estructura de la distribución del capital cultural se lleva a cabo en la relación de las estrategias de las familias y la lógica especifica de la institución escolar” (p. 33). En efecto, el capital cultural es vital en la reproducción social de la familia y la institución escolar.

Por tanto, según Bourdieu (1997), las estructuras son estructurantes y la vez estructuradas, es decir, se construyen y la vez constituyen en los individuos habitus, rutinas y un capital cultural que siguen la lógica de la reproducción social. En otras palabras, las estructuras tienen continuidad y permanencia a partir de la reproducción social, y en este proceso el capital cultural es, hasta cierto punto, vital, ya que se forma en torno a la socialización familiar y la institución escolar. Se trata de la herencia cultural que reciben las personas, en este caso los hijos estudiantes, el cual le sirve a uno mismo y a los grupos a los cuales pertenece, así contribuyen para la reproducción social de las estructuras de la sociedad.


La sociedad y el capital cultural

Bourdieu (2000) estudia la realidad social como una historia acumulada, es decir, como un proceso en donde se concatenan diversos componentes, algunos variables y otros permanentes, a partir del cual se afirmar que el mundo social es resultado de una construcción y acumulación de habitus y prácticas humanas. De ahí que, reintroduce el concepto de capital y el de acumulación de capital, categoría que ya había sido teoriza en las ciencias sociales, no obstante, la mirada bourdiana busca comprender la sociedad en torno a una tipología de diversos capitales humanos, entendiendo capital como un trabajo acumulado, ya sea de forma material, corporal u objetiva o de forma interiorizada, inmaterial o subjetiva (Bourdieu, 2000, p. 131).

Es así que, según Bourdieu (2000) existen diferentes formas de capital: económico, cultural, social, simbólico y político. Sin embargo, aquí nos avocamos a estudiar el capital cultural y su relación con la educación digital como parte de la nueva realidad virtual, lo que nos lleva a la constitución categórica del capital cultural digital. El capital cultural es el conjunto de valores, experiencias, saberes, conocimientos y habilidades que el individuo adquiere e internaliza en el medio familiar y el sistema escolar, es decir, es todo lo que ha acumulado a lo largo del tiempo y el espacio de socialización e interrelación humana, cuyo objetivo básico, ya sea directo o indirecto, es la reproducción social y la estructuración de las sociedades (Bourdieu, 2000, p. 136).

El sistema educativo en términos generales y la institución escolar de forma particular son claves o fundamentales en la constitución del capital cultural en la persona, ya que estos son los entes –pero no los únicos– por excelencia en donde las relaciones humanas son para la enseñanza y el aprendizaje, lo cual evidentemente se reproduce en la acción y practica social. El saber logrado por el sujeto se evidencia sobre todo en su actuar y comportamiento cotidiano. Para Bourdieu (1997), la institución escolar contribuye en la reproducción y distribución del capital cultural, lo que de forma directa participa en la estructuración social, es decir, en la configuración de las sociedades (p. 33).

Podemos ver entonces que, la familia como institución tradicional y básica de educación y formación de la persona no es la única que provee de capital cultural, que esta sea la fundamental ya es harto conocido y existen varios estudios que lo corroboran, pero Bourdieu (1998) pone especial atención al sistema educativo institucional y su función socio-estructural, ya que la formación que reciben en las mismas tienen propósitos subyacentes, lo que motiva que las familias lo busquen y deseen, porque saben muy bien que este contribuye de forma significativa en la constitución del capital cultural de sus hijos, quienes gracias a este beneficio tienen más oportunidades en la sociedad (p. 56).

Ahora bien, según Bourdieu (2000) el capital cultural tiene tres formas o estados:

El capital cultural puede existir en tres formas o estados: en estado interiorizado o incorporado, esto es, en forma de disposiciones duraderas del organismo; en estado objetivado, en forma de bienes culturales, cuadros, libros, diccionarios, instrumentos o maquinas, que son resultado y muestra de disputas intelectuales, de teorías y de sus críticas, y, finalmente, en estado institucionalizado, una forma de objetivación que debe considerarse aparte porque, como veremos en el caso de los títulos académicos, confiere propiedades enteramente originales al capital cultural que debe garantizar. (p. 136)

En otras palabras, el capital cultural tiene tres formas en cómo se han constituido y como se manifiesta en la vida cotidiana, es decir, se estructura en tres aspectos o ámbitos específicos, que en su función conjunta forjan todo el bagaje, recurso o acumulado educativo, de ahí que se categoriza como capital cultural porque es el resultado –no acabado o definitivo– del proceso de socialización y formación del individuo. Sin embargo, hoy en día en la era de la información, las sociedades están interconectadas por medio de las TICs y el internet; la vida social es también virtual, es así que, es necesario y hasta urgente hablar de un capital cultural digital.



La sociedad red y la era de la información

La arremetida abrupta de la COVID-19 lo ha alterado todo, y sus efectos va más allá de lo real y social, hoy en día presenciamos una gran transición al mundo virtual, algo que si bien es cierto había sido anunciado por científicos, filósofos, sociólogos y politólogos, no se tenía pensado que sería de esta forma, que un problema sanitario podría ser la antesala para el cosmos digital. Diversos intelectuales han explicado los inicios, causas, procesos y efectos de la realidad virtual, sin embargo, en el campo sociológico es Manuel Castells quien ha hecho el mayor aporte, en su clásico libro; La era de información. Economía, sociedad y cultura. Volumen I La sociedad red (1996). Sin duda alguna, Castells (2004) fue el pionero en hablar de la sociedad red, el que hoy tiene un pleno desarrollo.

Castells (1996) es uno de los pensadores sociales con mayor reconocimiento a nivel mundial, se le puede considerar como un clásico de la sociología, ya que su aporte en la comprensión de la era de la información ha sido fundamental, al punto que se ha convertido en una autoridad intelectual en esta temática. En su texto, La Sociedad Red (2004), explora a profundidad los cambios de las estructuras sociales a causa de la revolución tecnológica y las redes informáticas que ha creado. Lo que se denomina la sociedad de la información, solo es posible con el uso de las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación, específicamente la internet, ya que es en el ciberespacio en donde se vienen configurando las nuevas redes sociales.

Castells (2004) sostiene que la red:

Es un conjunto de nodos interconectados. Un nodo es el punto en el que una curva se intersecta a misma. Lo que un nodo es concretamente, depende del tipo de redes a que nos refiramos. Son los mercados de la bolsa y sus centros auxiliares de servicios avanzados en la red de los flujos financieros globales. (p. 506)

Por tanto, una red es algo así como un grupo social cohesionado e interconectado con un propósito específico previamente estructurando. En términos simples es un vínculo o conexión de elementos a partir de fines y objetivos compartidos. Bajo esta lógica, las redes sociales siempre han existido, pero, sin embargo, no se han mantenido estáticos, sino que se han transformado constantemente por la acción humana, de ahí que Castells (2004) sustenta su tesis basándose en la revolución tecnológica del siglo XIX, porque esa fue la matriz en donde se construyó el conocimiento y la ciencia para las nuevas tecnologías digitales. Esto ha traído un cambio impresionante en las redes sociales a nivel mundial, la cuales ahora no solo son de proximidad física, sino también son tecnológicas, informáticas y digitales. Lo social hoy en día también es virtual.

Por lo tanto, la sociedad red es una nueva estructura u orden social con redes de información y comunicación constituidas por medios o mecanismos tecnológicos más complejos y contemporáneos. En otras palabras, la sociedad red, es una sociedad en donde la información es básicamente no material, electrónica, virtual, cibernética y mediatizada, de ahí que, algunos prefieren hablar de una sociedad mediatizada por mecanismos tecnológicos. Desde un punto de vista histórico, se entiende que la sociedad red es una construcción social que paulatinamente se fue formando en función a los avances tecnológicos de la humanidad; con la creación de la imprenta, la radio, el televisor, los celulares, el computador y sobre todo la internet. En efecto, es la internet, más que otra tecnología, quien da un toque de profundidad a la sociedad red (Castells, 2004, p. 513).

Castells (2004) sobre la red y lo digital nos dice:

La red de internet es la columna vertebral de la comunicación global a través del ordenador (…) ya que enlaza de forma gradual cada vez más redes (…) los expertos consideran que, técnicamente, internet podría conectar un día más de 600 millones de redes informáticas. (p. 378)

Existen diversos elementos sociales tecnológicos que hacen de una sociedad una red social. Pero la internet, sin duda alguna, está por encima de todos, esa es la razón de su gran desarrollo, crecimiento y éxito social. Su expansión es acelerada, no tiene fronteras, límites y traspasa el tiempo y espacio, de ahí que países tan alejados o pobres pueden de un modo u otro acceder y utilizarlo, aunque esta sea diferenciada y tenga brechas tecnológicas. Un claro ejemplo de ello es Latinoamérica y el Perú, en donde este medio informático ha calado hondo en la gente al punto de que viene transformando su cultura y estilos de vida en general; de los niños, adolescentes, jóvenes, adultos e incluso de personas de la tercera edad. La tecnología digital que nos ofrece la internet está alterando la comunicación, la acción y las relaciones sociales de cientos de miles y millones de personas en todo el mundo.

Castells (2004) sobre el mundo digital sostiene:

La tecnología digital permito el empaquetamiento de toda clase de mensajes, incluidos sonidos, imágenes y datos, se forma una red capaz de comunicar toda clase de símbolos sin utilizar centros de control. La universalidad del lenguaje digital y la pura lógica del funcionamiento en red del sistema de comunicación crearon las condiciones tecnológicas para la comunicación horizontal y global. (p. 384)

Esta nueva realidad tecnológica y digital modifica de alguna u otra manera la vida social moderna, un claro ejemplo de ello son las redes sociales en internet, las cuales nos permiten relacionarnos con personas sin presencia o proximidad física, no cara a cara sino solo por el computador o celular conectado a internet. Entonces, las redes sociales son un componente importante, dinámico y esencial en el sistema educativo contemporáneo, porque nuestra sociedad hoy en día es una sociedad red. Ahora bien, esta sociedad digital, es una manifestación total o global, de tal manera que, aunque de forma distinta, se da en todos los contextos sociales; continentes, países y ciudades del mundo, tal es el caso de Latinoamérica y el Perú, en donde si bien es cierto no todo es digital, coexistimos con lo real y virtual, esto debido a las condiciones socioeconómicas en los cuales nos encontramos. Así lo sostiene Manrique (2016), la sociedad real y la sociedad virtual se interconectan y crea una nueva realidad hibrida (p. 15).

En efecto, la denominada sociedad red no es totalmente virtual, sino solo en parte, aunque, como consecuencia de la crisis sanitaria, cada vez más dependemos de lo digital. Vivimos en una sociedad en donde se da la coexistencia de lo real y virtual, debido a lo cual se viene desarrollando una cibercultura, que, entre muchas cosas, es, ante todo, hábitos, rutinas y estilos de vida gestado y llevados a cabo en la red; tal es caso de estudios vía internet, conseguir trabajo, jugar, chatear, subir videos, fotos, textos, hacer amigos o ser parte de una red social, etc. Estas actividades sociales en red son sobre todo llevadas a cabo por los jóvenes, son ellos quienes hoy en día vienen dinamizando la sociedad virtual, ya que lo utilizan para muchas cosas, y como es lógico también para su formación educativa.



Hacia la constitución del capital cultural digital

En la sociedad de la información y sociedad red en la cual nos encontramos, el sistema educativo también está cambiando, hoy el proceso de enseñanza y aprendizaje es básicamente virtual más en el aquí y ahora, por la crisis que ha provocado la COVID-19– para lo cual tanto docentes como estudiantes necesitan desarrollar saberes, competencias y habilidades digitales. Ahora bien, la competencia o competencias en el ámbito educativo ya es un tema ampliamente estudiado desde hace años, empero, aplicado al contexto digital es algo reciente. Sin embargo, el concepto de competencia teorizado por Tobon (2013) y Caccuri (2018), son exiguos a la hora entender la problemática social educativa en toda su extensión, porque se limitan al estudio del espacio académico formal, es decir, solo de la institución escolar.

Es así que, el concepto de capital cultural teorizado por Bourdieu (2000) es más integral, porque ve el problema educativo tanto en los claustros académicos como fuera de ellos, esto es, en la familia. El capital cultural es un dispositivo de poder que tiene el individuo para su desenvolvimiento e interacción, para su vida cotidiana y su reproducción social. Se forma sobre todo en el seno familiar y la escuela, y se reproduce en todos los espacios y tiempos en donde el sujeto se moviliza, se socializa e interrelaciona, de esta manera contribuye en la estructuración de las sociedades. En ese sentido, la educación desde la mirada sociológica es clave en la reproducción social porque es constitutiva del capital cultural de las personas.

Todo lo que aprende el individuo en los diferentes espacios de socialización, se convierte en un cumulo, bagaje y recurso cultural que dirige sus hábitos y estilo de vida, pero, sobre todo, es el saber que va transmitir y heredar a sus próximas generaciones, esto es, a sus hijos y familia. El capital cultural es un componente bajo el cual se configura el mandato generacional de padres a hijos, de la generación pasada a la generación emergente, de la sociedad actual a la futura. Es así como, se da la reproducción social y la estructuración de las sociedades. Sin embargo, con los cambios sociales de los últimos años, y la gran transición hacia el mundo virtual, se hace necesario especificar el capital cultural en su dimensión digital, es decir, hay que evidenciar y estudiar la constitución del capital cultural digital. Se trata de una nueva categoría sociológica que recién se viene explorando.

Ahora bien, de forma puntual y literal, poco o casi nada, se ha teorizado sobre el capital cultural digital, pero, sí de manera implícita se ha abordado al investigar las competencias digitales y el conocimiento virtual en el ámbito educativo. No obstante, estudios precedentes que se aproximan a esta realidad social, lo encontramos cuando se habla de “cultura digital” (Santamaría & Yuren, 2010, p. 5) y “capital tecnológico” (Salado & Ramírez, 2018. p. 129), ya que ambas acepciones hacen referencia a las competencias, valores, conocimientos, experiencias, habilidades, saberes y destrezas para el manejo de las TICs en las sociedades contemporáneas. Por otro lado, una aproximación más cercana sobre el tópico en cuestión, es la acuñada por Burgos (2012), “capital cultural mediático” (p. 166), ya que cohesiona la categoría capital cultural con la sociedad red y sociedad mediática aplicado al contexto educativo.

En efecto, se utiliza el compuesto categórico capital cultural mediático para evidenciar la importancia educativa y socializadora de los medios de masivos de comunicación, es decir, la influencia de las TICs en la formación del capital cultural, de tal manera que esta es también un misceláneo mediático. Esta realidad se puede evidenciar de mejor manera en las nuevas generaciones de jóvenes, quienes por las mismas condiciones sociales actuales están adoptando, de forma general, el uso de los medios tecnológicos de información y comunicación en sus procesos educativos. En otras palabras, están desarrollando un capital cultural digital. Es así que, el primer trabajo de investigación y teorización que se ha elaborado para entender la realidad social de la categoría capital cultural digital, es de Cláudia Moraes (2014), para quien es un nuevo capital construido por lo jóvenes por la necesidad de reducir la brecha de desigualdades en los procesos de apropiación tecnológica de la sociedad de la información.

Moraes (2014) textualmente nos dice:

Llamamos a esta necesidad como capital cultural digital, una capacidad que se construirá a lo largo de la vida e implica no solo procesos de educación formal, sino también otros temas de socialización. Esta capital cultural digital sería, por tanto, la condición para lograr la autonomía de la que habla Castells (2013), que comprende también las cuestiones de formación observadas a partir del concepto desarrollado por Bourdieu (1996). (p. 5)

Se trata de una necesidad social de parte, sobre todo, de los jóvenes, quienes por sus condiciones educativas y económicas les urge desarrollar competencias, capacidades y habilidades digitales. Ahora bien, para entender esta cuestión se hace un compuesto teórico y categórico de los postulados de Bourdieu (1996) y Castells (2013), es decir, del capital cultural y de la sociedad red en el contexto actual, específicamente, en los jóvenes estudiantes y sus perspectivas educativas. Sin embargo, los estudios de Moraes (2014) se realizan en los jóvenes en situación de escasez y pobreza socioeconómica, es así que, plantea la necesidad de que estos construyan un capital cultural digital para así reducir la brecha virtual y mejorar su desenvolvimiento académico y genera cierta autonomía intelectual.

Siguiendo la línea de explicativa de Bourdieu (2000), se trata de un instrumento de poder que el individuo puede utilizar para su formación educativa y el logro de sus metas. Se sabe muy bien que el conocimiento es poder, ya que este puede permitir que la persona acceda a nuevos espacios y condiciones de vida. En saber sobre las nuevas tecnologías virtuales, puede ser decisivo a la hora de estudiar en el colegio, en la universidad, en un trabajo, en la empresa, etc. Saber entrar a la nube de la internet y todo su paquete informativo, no es una opción, es una necesidad e incluso una urgencia. Hoy en día, con el uso masivo de celulares inteligentes, laptops y demás tecnologías de acceso digital, conocer sobre su uso es en muchos casos determinante. Todo esto se sintetiza en la constitución del capital cultural digital.

Es así que, Moraes (2014) sostiene que: “conceptualizado por nosotros como capital cultural digital, algo que está relacionado con la capacidad de los ciudadanos para actuar en la red (y, en consecuencia, en la sociedad) y captar el uso potencial de este espacio virtual” (p. 14). En ese sentido, el capital cultural digital es una capacidad, habilidad o destreza para actuar o desenvolverse en la sociedad red, y así, aprovechar todos sus beneficios posibles. Se trata de una capacidad y utilidad en el manejo del cosmos digital, desarrollado sobre todo por los jóvenes, debido a sus necesidades socioeducativas. Por tanto, es en el proceso educativo en donde con mayor urgencia se requiere explotar el potencial virtual, para eso se necesita forjar, tanto en la familia como en la institución escolar, el capital cultural digital.

Moraes (2014) es bien clara al respecto:

De ahí la necesidad de pensar en la construcción de un capital cultural digital que permita el desarrollo de habilidades y condiciones para reducir estas barreras. Este capital cultural digital consiste en otras esferas vinculadas especialmente a la capacidad de producción en red, algo que se ha vuelto central en la era digital. (p. 10)

El planteamiento básico es que, para poder bregar en la sociedad de la información, sociedad red o sociedad virtual, se es necesario construir, o mejor dicho constituir, un capital cultural digital, el cual es en esencia, en términos categóricos, sociológicos y educativos, el capital cultural planteado por Bourdieu (1996), pero contextualizado, actualizado y analizado en torno a la realidad de las sociedades contemporáneas, esto es, en términos de Castells (2013), la sociedad red y todas sus implicancias sociales. Y son los jóvenes la punta de lanza en la constitución del capital cultural digital, ya sea por motivos de entretenimiento, diversión y pasa tiempo, pero ante todo por razones educativas. Por eso mismo, se les denomina la generación Z, generación tecnológica o generación Next.



Conclusiones

La estructura de las sociedades siempre está cambiando, así mismo los sistemas educativos están en permanente transformación, de ahí que hoy en día se habla de la educación virtual. Por tanto, es importante investigar y conocer la constitución del capital cultural digital, ya las bases teóricas sociológicas se han forjado, aunque no de forma definitiva, queda aún pendiente realizar estudios científicos para abordar de forma compleja el tópico en cuestión. La educación contemporánea es sobre todo virtual, y lo es porque la sociedad actual desarrolla una reproducción social en torno a una red digital.

 

Contribución de autoría

Luis Miguel Lazo López fue el único autor.

Fuente de financiamiento

Autofinanciado.

Potenciales conflictos de interés

Ninguno.



Referencias

Bourdieu, P. (1987). Los tres estados del capital cultural. RDS.

Bourdieu, P. (1997). Razones prácticas: Sobre la teoría de la acción. Letra E.

Bourdieu, P. (1998). Capital cultural, escuela y espacio social. Siglo XXI. Bourdieu, P. (2000). Poder, derecho y clases sociales. Desclés de Brouwer. Bourdieu, P. (2008). Homo academicus. Siglo XXI.

Bourdieu, P., & Passeron, J. (1996). La reproducción: Elementos para una teoría del sistema de enseñanza. Fontamara.

Bourdieu, P., & Passeron, J. (2003). Los herederos: Los estudiantes y la cultura. Siglo XXI.

Burgos, E. (2012). Influencia del capital cultural en las competencias comunicacionales de los bachilleres varguenses. Revista Temas de Comunicación, 24, 157-187. https://n9.cl/3ya1d

Caccuri, V. (2018). Competencias digitales para le educación del siglo XXI. https://n9.cl/povu3i Castells, M. (2004). La era de la información: Economía, sociedad y cultura: Vol. 1. La sociedad red. Siglo Veintiuno Editores.

Manrique, N. (2016). Una alucinación consensual: Redes sociales, cultura y socialización en internet. Fondo Editorial de la PUCP.

Moraes, C. (2014, 2 de setiembre – 5 de setiembre). Construção de capital cultural digital a partir das possibilidades interativas das redes. XXXVII Congresso Brasileiro de Ciências da Comunicação [Congreso], Foz do Iguaçu.

Salado, L., & Ramírez, A. (2018). Capital cultural en el contexto tecnológico: consideraciones para su medición en la educación superior. Revista Iberoamericana de Educación Superior, 24, 125-137.

https://doi.org/10.22201/iisue.20072872e.2018.24.265

Santamaría, D., & Yurén. T. (2010). Cultura digital en estudiantes universitario: Primera fase de un estudio de caso. Congreso Euro-Iberoamericano de Alfabetización Mediática y Culturas Digitales, Sevilla. https://n9.cl/6irff

Tobon, S. (2013). Formación integral y competencias. Pensamiento complejo, currículo, didáctica y evaluación (4a ed.). ECOE.

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