editorial

 

 Técnica, salud y educación

 

Technique, health and education



Ana María Valle Vázquez https://orcid.org/0000-0002-0225-2450

Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México, México

anavalle@filos.unam.mx

 

Marco Antonio Jiménez García https://orcid.org/ORCID 0000-0002-9623-1780

Facultad de Estudios Superiores Acatlán, Universidad Nacional Autónoma de México, México

marcoacatlan@gmail.com

Recibido: 25/12/2022

Aceptado: 28/12/2022



Citación sugerida: Valle Vázquez, A. M. & Jiménez García, M. A. (2022). Técnica, salud y educación Latin American Journal of Humanities and Educational Divergences. 1 (2),1-4.



Técnica, salud y educación son tres palabras que remiten a nuestra condición existencial y vital, entrelazadas por un tiempo histórico que ha hecho más presente que nunca nuestra condición individual. Sin embargo, la articulación entre lo universal y lo singular es una tensión ineludible para pensar nuestra situación actual. La técnica puede ser considerada como algo externo a lo humano, como una prótesis del hombre, como un simple resultado del trabajo e incluso como un servicio necesario, pero sólo valorado en su condición más efímera y complementaria. La salud puede suponerse como un asunto individual ligado al tiempo y a la vida que cada uno realiza de manera independiente de los demás, es decir, la salud está condicionada a la productividad económica personal y a una sociabilidad que hace de la enfermedad una circunstancia particular. La educación puede ser vista como una simple y directa instrumentalización, de ciertos conocimientos y habilidades, que poco o nada tienen que ver con la vida en común como un horizonte de posibilidad de la propia existencia.

Una de las características comunes que se refleja en cada uno de los escritos que aquí se presentan es intentar pensar la técnica, la salud y la educación como un todo articulado en donde cada uno de los elementos es ineludible para la posibilidad de los otros elementos, sin un ánimo reduccionista o determinista. Así como a veces es necesario separar la política de lo político, cuando se habla de la técnica resulta interesante conocer las condiciones tecnológicas. Sin embargo, en ambos casos se reconoce que hay un eje que articula el pensamiento y las acciones, en el primer caso, lo que refiere a la política y lo político, se trata de las relaciones de poder en sus diferentes magnitudes y extensiones; en el segundo caso, de la técnica y la tecnología, se habla de aquello que organiza y hace funcionar lo viviente y lo no viviente. Por eso excluir o menospreciar la técnica, como se suele hacer, no deja de ser un síntoma de una enfermedad social cada vez más evidente en un mundo donde, paradójicamente, las tecnologías encarnan la vida humana. Lo cual efectivamente representa una tragedia en sentido nietzscheano donde la enfermedad es la posibilidad de superar la propia decadencia.

Asimismo, decir que uno no se enferma solo, por muy confinado o apartado que se esté, es algo evidente por las condiciones de globalización, por ejemplo, un virus que muta en Wuhan en unas cuantas semanas está en todo el mundo. La potencia social de la enfermedad es equivalente a la fuerza social de la salud, en otras palabras, la salud está en relación con el impulso de la enfermedad, tanto como el vigor de la cura, y esto es un proceso infinito. También es importante asumir que desde la piedra tallada hasta las estaciones espaciales hay una transmisión o una genética que nos compromete a todos. Así como desde las primitivas pinturas rupestres hasta las bibliotecas virtuales más sofisticadas hay un cúmulo educativo en el que todos estamos implicados.

Suponer que hay una amenaza definitiva, destructora de lo humano, de una vez y para siempre sin solución, es equivalente a plantear una salvación eterna. Por ejemplo, la higienización siempre ha estado vinculada a procesos educativos y políticos de moralización y salvación, basta con mirar los planteamientos de la Organización Mundial de la Salud y las prácticas comerciales de los laboratorios médicos. Dicho de otra manera, sin caer en la ingenuidad respecto a la articulación entre técnica, salud y educación se reconoce que en ella se tejen formas extremas de pensamiento y acción que, bajo un aparente discurso neutro de progreso técnico, de bienestar social y de acceso a la educación, se gestan formas de relaciones ominosas. Lo anterior no significa que los objetos técnicos, su existencia misma, sea una simple pantalla que oculta la verdad, y que por lo tanto merecen todo nuestro desprecio; tampoco significa que la salud sea algo distinto a nuestra condición de naturaleza humana animal, y que por tanto hay una separación entre espíritu y naturaleza; tampoco se trata de que la educación se reduzca a la civilización, y que por lo tanto la cultura merezca indiferencia o sea ajena a la vida natural.

Con este telón de fondo los trabajos que conforman el Dossier Técnica, Salud y Educación, transitan desde lo sagrado hasta aspectos relacionados con la biopolítica, las prácticas educativas, los estilos de vida, la verdad y el trabajo. En ellos se encontrarán referencias a autores como Deleuze, Eliade, Baudrillard, Simondon, Foucault, Canguilhem, Derrida, Stiegler, Guattari, Heidegger y Jünger, entre otros, y conceptos tales como individuación, simulacro, tecnicidad, biopoder, procesos de subjetivación, normalidad, pharmakon, objetos técnicos, cuidado de sí, neoliberalismo, entre otros. Esperamos que con estos textos se dé continuidad a un debate cada vez más imprescindible, porque parafraseando a Foucault en la relación entre la técnica, la salud y la educación “el hombre moderno es un animal en cuya política está puesta en entredicho su vida de ser viviente

 

Contribución de autoría

Ana María Valle y Marco A. Jiménez fueron los únicos autores

Fuente de financiamiento:

Autofinanciado

Potenciales conflictos de interés:

Ninguno